Cursillos de Cristiandad, reconocido por la Santa Sede. Habla su presidente, don Cándido Rodríguez.

Una experiencia para el compromiso cristiano

El movimiento de Cursillos de Cristiandad ha sido reconocido oficialmente por la Santa Sede el pasado 11 de junio. Este movimiento apóstólico es uno de los de mayor crecimiento en el mundo; y está presente en unos 60 países, en más de 800 diócesis y con unos 5 millones de participantes en él.

R. P. D.
Alfa y Omega Nº 410 / 8-VII-2004

¿Qué son los Cursillos de cristiandad?

        El Cursillo de cristiandad es un movimiento de Iglesia que se preocupa, mediante un método propio, de posibilitar la vivencia y convivencia en lo fundamental cristiano, para ayudar a descubrir y a realizar la vocación personal y propiciar núcleos cristianos. En una palabra: tener a las personas en situación de conocerse a sí mismas, de conocer a Dios y de conocer el mensaje de Jesús y comprometerse.

¿En qué consiste el método?

        El Cursillo tiene tres tiempos: lo que es el precursillo (invitar a las personas a que vivan una experiencia de Iglesia), el cursillo (la proclamación de los contenidos fundamentales del Credo de nuestra fe), y esto nos lleva a que la persona se encuentre consigo misma en la fe y se comprometa con el Señor. Cuando el curso termina, hay una especie de clausura en la que personas que ya han hecho el Cursillo dan testimonio de la posibilidad de vivir la fe y los valores evangélicos en comunidades. Entonces se les ofrecen reuniones en los lugares de inserción donde pueden realizar su vocación personal como miembros de Iglesia. El movimiento de cursillos no se queda con las personas, sino que las incorpora a la Iglesia.

        No es en sí un retiro; es una reflexión profunda sobre ser persona, sobre conocerse a sí mismo y, sobre todo, conocer a Dios. Después de cada charla, la persona tiene un tiempo de profundización y de discusión en el grupo y de debate. El resultado del Cursillo es una experiencia vivida profundamente, no es sólo receptiva, y esto compromete.

Punto del que parte el método del movimiento...

        Es una proclamación carismática. Los que nos reunimos con la gente en Cursillos no decimos qué es la Iglesia, sino cómo vivimos la Iglesia. No decimos quién es Jesucristo, sino cómo entiendo yo a Jesucristo. Es una proclamación de la doctrina, pero desde un punto de vista personal: cómo lo vivo yo. La gente se encuentra con un estilo de vida (yo vivo así mi compromiso cristiano) y esto tiene más fuerza que una pura doctrina. Los asistentes tienen su tiempo para discutir, hablar y poner en común, y para hacer su aportación personal; hay cabida para todos los caracteres, peculiaridades y circunstancias, no hacemos diferenciación.

        Imparten los cursos las personas que se han comprometido en el Secretariado de cada diócesis y se han formado en la escuela avalada por el obispo, en la que se imparten cursos de formación sobre la actualidad de la Iglesia.

¿Cuál es la vivencia común de las personas que realizan el Cursillo?

        Es el descubrimiento, el sentir ¡cómo no he descubierto esto! Si Dios me quiere como soy, ¿cómo no lo he descubierto antes? Las manifestaciones en las clausuras son de mucha alegría y asombro. Las personas constatan que es posible, a través de la oración, de la perseverancia y de haberse comprometido en la sociedad con el carisma de cada uno.

¿Qué supone para ustedes el reconocimiento oficial de la Santa Sede?

        España tiene un protagonismo especial. Teníamos mucho interés en que esto se promoviera; llevábamos cuatro o cinco años trabajando para su reconocimiento y, por fin, nos hemos reunido en Roma, en la sede del Consejo Pontificio para los Laicos, los representantes del organismo mundial y de los grupos internacionales. Después de una Liturgia de la Palabra presidida por monseñor Rylko, Presidente del Consejo Pontificio, se me entregó el Decreto de reconocimiento canónico del organismo mundial y sus estatutos. Esto es el resultado de muchos años y mucho esfuerzo por tener identidad delante de la Santa Sede y de todos los cristianos, y, sobre todo, un gran avance en la comunión universal.

        Se nos ha dado traducido en tres versiones autorizadas, que son español, italiano e inglés. Ahora se trasladará a todos los demás idiomas.

¿Cómo cree que se vive el surgimiento de nuevos movimientos dentro de la Iglesia?

        Estamos viviendo unos momentos muy importantes dentro de la Iglesia. El Papa nos ha citado varios años y, desde Pentecostés del 98, nos viene diciendo que trabajemos juntos todos los movimientos de la Iglesia en la misma dirección, desde cada parroquia. En Stuttgart hemos estado reunidos distintos movimientos cristianos y hemos hecho el propósito de trabajar unidos por esta Europa. El movimiento de Cursillos está ahí, en todos los foros, asumiendo el compromiso con la Iglesia.