|
|
|
-
¿CÓMO SE EXPLICA QUE JESÚS NUNCA SE REFIRIERA
A SÍ MISMO COMO "SACERDOTE"? Sin embargo, conociendo los derroteros que había tomado el sacerdocio israelita en su época, limitado a la realización de unas ceremonias en las que se sacrificaban unos animales en el Templo, pero con el corazón más atento de ordinario a las intrigas políticas y al afán de poder personal, no sorprende que Jesús nunca se presentara como sacerdote. El suyo no era un sacerdocio como el que se veía en los sacerdotes del Templo de Jerusalén. Además, a sus contemporáneos parecía evidente que no lo era, ya que según la Ley el sacerdocio estaba reservado a los miembros de la tribu de Leví y Jesús era de la tribu de Judá. Su figura era mucho más próxima a la de los antiguos profetas, que predicaban la fidelidad a Dios (y en algunos casos como Elías y Eliseo realizaron milagros), o sobre todo, de la figura de los maestros itinerantes que iban por ciudades y aldeas rodeados con un grupo de discípulos a los que enseñaban y a cuyas sesiones de instrucción permitían acercarse a la gente. De hecho, los Evangelios reflejan que cuando la gente hablaba a Jesús se dirigían a él llamándolo "Rabbí" o "Maestro". -
PERO JESÚS, ¿REALIZÓ TAREAS PROPIAMENTE SACERDOTALES? Precisamente ahí surge un nuevo choque con la práctica del sacerdocio propia de aquel momento. La crucifixión no podía ser considerada por aquellos hombres como una ofrenda sacerdotal, sino todo lo contrario. Lo esencial del sacrificio no eran los sufrimientos de la víctima, ni su propia muerte, sino la realización de un rito en las condiciones establecidas, en el Templo de Jerusalén. La muerte de Jesús se presentaba ante sus ojos de un modo muy distinto: como la ejecución de un condenado a muerte, realizada fuera de los muros de Jerusalén, y que en vez de atraer la benevolencia divina se consideraba -sacando de contexto un texto del Deuteronomio (Dt 21,23)- que era objeto de maldición. Una interpretación precipitada, que sólo atendiese a los factores externos que caracterizaban la institución sacerdotal, podría concluir que el acontecimiento del Gólgota hacía aún mayor la distancia entre Jesús y el sacerdocio. -
¿SE EMPEZÓ A HABLAR DE "SACERDOTES" YA DESDE
LOS COMIENZOS DE LA IGLESIA? De hecho, las tareas que realizaban tenían poco que ver con las que los sacerdotes judíos desempeñaban en el Templo. Por eso utilizaron otros nombres que designaran más descriptivamente sus funciones en las primeras comunidades cristianas: apóstolos que significa "enviado", epíscopos que significa "inspector", presbýteros "anciano" o diákonos "servidor, ayudante", entre otros. No obstante, al reflexionar y explicar las tareas de esos "ministros" que son los Apóstoles o que ellos mismos fueron instituyendo, se percibe que se trata de funciones realmente sacerdotales, aunque tienen un sentido diverso de lo que había sido característico del sacerdocio israelita. -
¿CUÁL ES ESE "SENTIDO NUEVO" DEL SACERDOCIO
CRISTIANO? En este sentido, San Pablo no pretende asemejarse a los sacerdotes de la Antigua Alianza, pues su tarea no consiste en quemar sobre el fuego del altar el cadáver de un animal para sustraerlo "santificándolo" en su sentido ritua de este mundo, sino en "santificar" en otro sentido, ayudándoles a alcanzar la "perfección" al introducirlos en el ámbito de Dios a unos hombres vivos con el fuego del Espíritu Santo, prendido en sus corazones mediante la predicación del Evangelio. Del mismo modo, cuando escribe a los Corintios, San Pablo hace notar que ha perdonado los pecados no en su nombre, sino in persona Christi (cf. 2 Co 2,10). No se trata de una simple representación ni de una actuación "en lugar de" Jesús, pues el mismo Cristo es quien actúa con sus ministros y mediante ellos. Se puede afirmar, por tanto, que en la primitiva Iglesia hay ministros cuyo ministerio tiene un carácter verdaderamente sacerdotal, que desempeñan diversas tareas al servicio de las comunidades cristianas, pero con un elemento común decisivo: ninguno de ellos son "sacerdotes" a título propio ni por tanto gozan de autonomía para desempeñar un "sacerdocio" a su aire, con su sello personal, sino que participan del sacerdocio de Cristo. | |||||
Recibir NOVEDADES FLUVIUM |