Por una Ley de Familia a medida de la persona
Asociación Charles Péguy
-25/04/2003www.charlespeguy.cjb.net |
Lo que es natural | El ser humano nace (como no puede ser de
otro modo) de un padre y de una madre y se desarrolla humanamente como
hombre o como mujer en la medida que crece en una relación familiar
(paternidad, maternidad, filiación), condición necesaria
para un crecimiento armonioso de la persona.
Esta misma unión es la forma más normal de realización de la persona, en el AMOR mutuo (y en el don de si mismo) capaz de fidelidad y fecundo. La persona que ha experimentado en el ámbito familiar esta relación de donación mutua y de gratuidad, cuando llega a adulto se abre RESPONSABLEMENTE a la sociedad de una forma natural. |
No es familia |
No es justo ni razonable equiparar jurídicamente esta realidad con otras formas de unión, que pueden merecer legislaciones especificas, pero que nunca se pueden confundir con la familia basada en el matrimonio. El punto extremo de esta mentalidad sería privar los niños del derecho a tener un padre y una madre sexualmente diferenciados, que les ayuden a encontrar su identidad. La familia surgida del matrimonio es decir, un vínculo público y responsablemente asumido frente a la sociedad entre un hombre y una mujer es el elemento natural y fundamental de nuestra sociedad y tiene el derecho a la más amplia protección por parte de ésta y del Estado, especialmente para facilitar su constitución y para sostenerla en el cuidado y educación de los hijos. |
Por qué el Estado defiende la familia |
La familia, por desarrollar funciones que interesan enormemente a la sociedad, y que la consagran como el organismo social básico, vertebrador de ésta y antecedente del Estado, es sujeto en si misma de deberes y derechos, al margen de los que corresponde exigir o atribuir a cada uno de los individuos que la componen. El Estado se constituye en garante de sus derechos. Una adecuada política familiar (no contagiada por el relativismo y el individualismo imperantes que debilitan hoy a la familia) no puede conformarse con favorecer los nacimientos a cualquier precio, si no que debería reconocer: Los beneficios de estabilidad y compromiso que ofrece una unión públicamente afirmada, respecto a otra con efectos únicamente en el ámbito privado. El estrecho vínculo existente entre familia y vida, por medio de políticas de planificación familiar que afirmen la persona, el derecho a la vida y el derecho a una familia. La capacidad educativa de los padres como primeros responsables de la educación que desean para sus hijos, respetando su libertad y sin substituirlos si cumplen con su función. Y, por último (no conformándose con allanar el camino para las rupturas matrimoniales), tratar de remover las causas laborales, sociales, económicas, culturales, etc. que contribuyen decisivamente a llevar a los matrimonios a la ruptura. |
Apoyando a la familia | Las
familias han de ser capaces de resolver los problemas que les aquejan
y el papel del Estado es facilitarles los medios necesarios para hacerlo,
no sustituirlas (subsidiariedad). Éste, en sus múltiples
ámbitos de competencia, ha de apoyar a las familias concretas,
mediante la promoción de las redes de solidaridad ya existentes
y de sus estructuras asociativas. De ahí la necesidad de fomentar
el asociacionismo familiar, como sujeto político de interlocución
para las políticas de familia y como su más capaz vía
de aplicación. El papel de la ley de familia será conectar
la actividad del Estado con la creada y gestionada por el sujeto privado
con función social.
La familia, ha de ser objeto de políticas integradas que la fomenten y la apoyen en cuanto tal, cuidando las distintas estructuras sociales, cambiando y mejorando determinadas políticas fiscales, de vivienda, sanitarias, sociales, educativas, etc. En definitiva, se trata de hacer una política familiar global, pues nos encontramos ante un fenómeno social global, en el que convergen todas las dinámicas sociales. |