Padre y madre: Ternura al unísono

"He aprendido que cuando un recién nacido
aprieta con su pequeño puño,
por primera vez, el dedo de su padre,
lo tiene atrapado para siempre".

Gabriel García Márquez

Victoria Cardona
Escritora y orientadora familiar
¿Quién educa a mi hijo?
Victoria Cardona

        Preciosa expresión: "Los hijos nos atrapan". Los bebés atrapan a la madre y al padre. Conviene destacar la ternura del padre de familia, al formar parte, como la mujer, de la afectividad del pequeño.

        Es necesario que sean padre y madre unidos por el bien del recién nacido que lo atiendan con ternura al unísono.

        En una charla, un padre de adolescentes me hizo este comentario, que refleja cómo su mujer, al no recibir su ayuda en los baños, las comidas, a la hora de llevar al niño al colegio, etcétera, dejaba de lado la relación con su esposo para dedicarse en cuerpo y alma al bebé: "Muchos amigos míos se quejan de la adolescencia, pero yo lo paso mejor ahora que en la primera infancia de mis hijos. En aquella época mi esposa se volcó tanto en ellos que ya no podíamos comunicarnos como ahora. Ella quería hacerlo todo y no daba facilidades ni buscaba ningún medio para salir de noche o charlar tranquilos. ¡Ya pasó...! Hoy, para tratar los problemas de nuestros adolescentes, se apoya mucho más en mí para solicitar mi ayuda o para buscar nuestros espacios de intimidad, y me siento más feliz con ella y con la familia".

        Me sorprendió este comentario; luego he visto que muchas mujeres que prefieren hacerlo todo ellas. Algunas creen que son insustituibles, otras tienen una actitud posesiva y muy protectora con los pequeños, o (con actitud de víctima) dicen por los pasillos de su casa "pobrecita de mí, cuánto sufro y qué poco me quejo", y otras, como la esposa de mi amigo, no se comunican con su marido, absortas, como están, en el cuidado de su hijo. Esta actitud un tanto amargada resulta desagradable y no beneficia ni al amor conyugal ni a la convivencia, porque se hace todo sin poder compartir los gozos, las alegrías o las dificultades que conllevan la atención de un hijo. Y el bebé también recibe el enfado y este tipo de actitud negativa.

        Seguimos con ilusión en la educación. Hoy mismo, en una entrevista de radio para hablar de la educación de los hijos a raíz de la publicación de mi último libro, me han preguntado: "¿Los padres no vienen con un libro de instrucciones bajo del brazo, verdad?". Es la tercera vez que me lo preguntan en dos semanas. He recordado a Mafalda, protagonista de las viñetas del humorista gráfico Quino. En una de ellas, Mafalda, sentada en una sillita, muy modosa ella, se sobresalta por los lloros de su hermano Guille y por las discusiones de sus padres:

        —¿Qué pasa? –pregunta a sus padres.

        —Eso pasa, que tu hermano es un caprichoso –responden ellos.

        —Pero Guille, tenés que ser comprensivo, caramba. Pensá que esta buena gente antes de educarnos a nosotros no educó a nadie –explica Mafalda dirigiéndose a su hermano.

        —Venimos a ser sus hijitos de indias. ¡¿Qué vamos a hacerle?! sigue comentando con ademán de comprensión ante el gesto de Guille.

        Como siempre, sus padres se quedan boquiabiertos, pero nuestra Mafalda siempre acierta.

        En la vida aprendemos a base de errores, y la experiencia nos ayuda a no repetirlos. Cualquier padre o madre con más de un hijo puede comentarte que el primogénito le resultó más difícil. Con los siguientes, aunque cada uno ha sido tratado de forma diferente, sabe de lo aprendido y le cuesta menos manejarse después del nacimiento. La observación anterior le hace distinguir el llanto del bebé cuando es por sueño, cólico, necesidad de lactancia o una fiebre que precisa la visita al pediatra. Con razón se dice que "la experiencia es la madre de la ciencia".

        Ciertamente, nuestro primer hijo hace de "conejillo de indias".

        Quedémonos tranquilos si somos cariñosos. Muchas frases como la de "nadie llega con el manual de instrucciones" son estereotipos que, a fuerza de oírlos, repetimos y casi llegamos a creer. El mejor manual de instrucciones es el amor.

        Ante el primer hijo a todos los padres se les ensancha el corazón y reflexionan sobre cómo manejar la nueva situación con sentido común. Ahora es momento de ver cómo lo hacemos y las líneas de actuación que nos trazamos para crear un hogar cálido para el marido, la mujer y nuestro pequeño.