'El poder de lo bueno, verdadero y bello' y 'Criterios generales para ir por la vida'
Aníbal Cuevas
La felicidad de andar por casa
La felicidad de andar por casa
Aníbal Cuevas
El poder de lo bueno, verdadero y bello

        En un reportaje sobre una orquesta sinfónica juvenil un niño violinista de once años afirmaba que imaginaba que Dios debe ser como la música porque algo como eso sólo puede ser obra de Dios.

        El director de la orquesta afirmaba que el arte implica sentido de perfección, excelencia. La orquesta siembra en el alma de sus miembros sentido de armonía, de orden, sentido de lo estético, de lo bello de lo universal.

        Recordé la escena de la película "La vida de los otros" ya citada, en la que al duro e inflexible agente de inteligencia de la Alemania comunista, en la soledad del desván de la casa que espía, le caen lagrimas por el rostro al oír al dueño tocar al piano la "Sonata para un hombre bueno"

Criterios generales para ir por la vida

        Contestaba un experto en economía, y por su respuesta también en asuntos de la vida que lo mejor frente a la crisis económica no eran las recetas sino criterios generales que resumía en optimismo, no distraerse y prudencia.

        Independientemente de temas económicos me parecen muy importantes estos criterios para ir por la vida. Las prisas y la dependencia de lo inmediato hacen que muchas veces pidamos recetas para afrontar las situaciones que se nos plantean. En muchos de los cursos de orientación familiar en los que participo los padres buscan lo rápido, el remedio, cosas concretas para hacer.

        Suelo contestar que me parece un error plantearse la vida de esa manera. Para actuar de tal o cuál manera hace falta tener antes un proyecto de vida, saber lo que se quiere a largo plazo. Si no es así, es como el que se toma una aspirina que le calma el dolor momentáneamente.

        El optimismo y la prudencia son virtudes humanas que nos ayudan a ser mejores. No es el optimismo tonto y bobo del que no se entera de lo que pasa a su alrededor o que cree que sonriendo se solucionan los problemas, tampoco es la prudencia del que no hace nada.