La búsqueda de la identidad
"Si el tiempo en si mismo tiene sentido, si en cada momento se esconde algo propio y valioso, la alegría anticipada de algo aún mayor que está por venir hace aún más valioso el presente y nos impulsa con una fuerza invisible más allá de los momentos" (Joseph Ratzinger).
Victoria Cardona
Un extraño en casa: comunicación con el adolescente
Victoria Cardona

        Ayudaremos al adolescente a descubrir su identidad, sin olvidar jamás que será la suya, ¡no la nuestra! Esta búsqueda es un aspecto esencial de la experiencia misma de la adolescencia. Y a ellos les cuesta; reconozcamos que estamos al principio de una evolución, seguramente una de las más importantes de la vida.

        Si bien la familia es la base de esa búsqueda, porque es en gran parte en el ámbito familiar donde el joven descubre quién es, existe el peligro de caer en el eslogan de moda: –"todos lo hacen"– e identificarse con modelos poco educativos. En grupo admiran juntos, como si fueran un rebaño de ovejas, a los mismos ídolos. Sería para nuestros hijos un flaco favor no ayudarlos a ver que ídolos del estilo de la modelo Kate Moss o del cantante Pete Doherty, conocidos por sus escándalos derivados del consumo de alcohol y de drogas, no les proporcionan nada positivo. En cambio, es bueno que se den cuenta de que las victorias de algún deportista de élite, por ejemplo las de Rafa Nadal, son resultado de muchos sudores, esfuerzo y horas de entrenamiento. Sería oportuno hablarles de gente así para darles modelos para ellos.

        Aunque los adolescentes adoptan una postura casi siempre crítica frente a la vida, a menudo les queda esta actitud gregaria que los empuja a seguir lo que hacen los demás y les dificulta encontrar su identidad. Muchos padres se duelen con la misma frase: "Es que mi hijo siempre me lleva la contraria".

        Pero esta postura crítica y rebelde a nuestros parámetros le está ayudando a construir su identificación.

        Démosle tiempo sin alterarnos ni escandalizarnos y, claro está, démosle también buen ejemplo. Imitar las conductas escandalosas de sus ídolos será pasajero si encuentra buenos referentes en sus padres, y huelga decirlo, si tiene un hermano mayor equilibrado y con cualidades o un maestro que lo quiera.

        La búsqueda que realiza para conseguir encontrarse, saber quién es y a dónde va, y su incipiente necesidad de independencia, hacen que mire con lupa todo lo que hacemos los padres, y que se rebele contra muchas costumbres que antes vivía con naturalidad y que ahora le parecen impuestas. Ya se le pasará si utilizamos unas formas suaves para mantener nuestras cuatro reglas del juego.

        Es importante la imagen que va construyendo de sí mismo. él no piensa en cómo será su futuro, pero éste se está gestando ahora en su interior, un interior que en este momento está desorientado y desordenado. Para aclararse es importante que lo hagamos reflexionar. Podemos hacerlo con un estilo como el que apunto:

        Si decimos a nuestro adolescente, aludiendo al futuro: "hijo, estudia, si no el día de mañana no encontrarás trabajo" o "si no afrontas este desengaño con más optimismo no resistirás las contrariedades que tendrás en la vida", no nos escuchará. En cambio, sí lo hará con frases como: "¡qué suerte tienes de poder ir al colegio!", "¿qué piensas del argumento de este libro?", "busquemos un vuelo económico para viajar juntos en vacaciones", "el abuelo está solo, ¿y si lo llamas?". El ahora, lo inmediato, lo entenderá mucho mejor.

        Tendremos paciencia. Los padres creemos que, como se está haciendo mayor, tendría que ser más responsable y él, en cambio, asocia la responsabilidad con la autonomía y con una libertad a su manera, que no coincide con la que tenemos asumida los adultos, ni con la forma de ejercer la autoridad que hemos vivido en casa hasta hoy; y así, llegan las tensiones de la convivencia.