Los profesores achacan a las familias la crisis de autoridad
Los sindicatos denuncian la falta de respeto al profesor pero carecen de reivindicaciones concretas.
G. Sánchez de la Nieta
La Gaceta
La felicidad de andar por casa
Aníbal Cuevas

        Están quemados. Un 73% de los alumnos reconoce que les falta al respeto. Desbordados por la violencia en las aulas y la falta de autoridad, los profesores piden a gritos un cambio en el sistema educativo que les dé un mayor respaldo. Las cifras verifican el problema: un 58% manifiesta su imposibilidad de dar clase; el 13% sufre amenazas y acoso; otro 10% ha sido agredido por sus alumnos...Son datos que recoge el teléfono del defensor del profesor, un servicio habilitado por el sindicato Anpe que lleva desde 2005 recogiendo desahogos de docentes en apuros. El 21% de los profesores de los que marcan el 91 522 08 27 están en tratamiento psiquiátrico, la mayoría de ellos con depresión. El 47% presenta síntomas de ansiedad y un 11% ha pedido la baja por depresión por las amenazas que sufre en clase.

         Ante este escenario desolador, los principales sindicatos coinciden en un detonante común que ha motivado esta crisis de autoridad en las aulas: la excesiva permisividad y la falta de exigencia en la tarea educativa de los padres de la última generación. “Es fundamental Cortinas, secretario general de FETE-UGT. el papel de las familias a la hora de potenciar el respeto en las aulas”, señala Carlos López

        “La superprotección de los hijos ha provocado un aumento generalizado de las situaciones de conflicto en la escuela”, explica Luis Castillejo, responsable de Enseñanza Pública de CCOO. “Los padres no saben imponerse a los hijos, no les exigen ¿cómo va a lograrlo luego el profesor? El problema de disciplina proviene, en muchas ocasiones, de los hogares”, apunta.

         Lo dicen con conocimiento de causa. Muchas de las situaciones críticas del docente vienen del entorno del alumno. El 2% de los profesores sufre agresiones de padres y hasta un 19% confiesa haber recibido amenazas de los familiares del alumno. “Debemos lograr que, en un principio, el profesor tenga esa presunción de veracidad en caso de conflicto”, explica Eliseo Moreno, presidente de CSI-CSIF. “Antes, nunca se dudaba de que el profesor decía la verdad ante la actitud de un hijo. Ahora es lo habitual”, dice.

         Por su parte, el presidente del Foro de la Familia, Benigno Blanco, explica que “la culpa es compartida. Existe una crisis de autoridad, consecuencia de mayo del 68, que ha influido no sólo en los padres sino en toda una generación”.

         A pesar del buen análisis de los todos los representantes de los sindicatos, son pocas las reivindicaciones que sugieren para hacer frente a este desmadre. Tan sólo algunas como la que señala Beatriz Quirós, de STES-i, que propone una “reducción del número de alumnos por clase que permita una atención más personalizada”. Por su parte, Nicolás Fernández Guisado, de Anpe, indica la necesidad de cumplir la normativa de derechos y deberes de la convivencia en las aulas que han ido elaborando las comunidades autónomas. “Las normas reconocen la autoridad del profesor. Si éstas se cumpliera, mejoraría el clima de convivencia”, dice. Medidas como las que impuso Sarkozy en las escuelas francesas, cuando impuso a los escolares que trataran de usted a sus profesores y se pusieran en pie cuando éstos entren en clase, son absolutamente desestimadas por todos los representantes del profesorado. “Son propuestas de escaparate, de grandes titulares, pero poco efectivas”, dice Castillejo.

        “Hay que hacer una reforma más de fondo que en la forma”, añade Moreno. Pero ni siquiera se atreven a concretizar.