Familia: escuela de perdón y libertad

        Hace unos días manifesté en un programa de radio que la existencia de familias fuertes y normalmente constituidas eran garantía de una mejor y más libre sociedad. Una de las virtudes más importantes de la doctrina católica es el perdón, algo que está bastante en desuso en nuestra sociedad.

        Excluir la capacidad de perdón de la sociedad atenta contra la libertad ya que cuando alguien es incapaz de perdonar, está mucho más desvalido porque ese dolor le va desgastando. De esa manera la persona se vuelve más receptiva a mensajes que tratan de exacerbar lo menos humano del hombre.

        El perdón se vive y se aprende en la familia, escuela de su base fundamental, el amor. Si no hay amor es imposible que haya perdón.

La mejor defensa de la familia

        La mejor manera de contrarrestar el mal es siendo constructivos, haciendo el bien. Es cierto que en los últimos tiempos el matrimonio y la familia, así como su imagen están sufriendo ataques en forma de leyes, noticias de prensa o programas de televisión. Es mejor transmitir siempre estímulos positivos, es más efectivo actuar que reaccionar.

        Leí en un comic infantil sobre la familia es siguiente texto: "Mi padre y mi madre nos muestran con su ejemplo la esencia del amor. Aprendemos de ellos a entregarnos al otro, no por lo que tiene, sino por ser quién es, de forma plena y desinteresada, amándole y aceptándole tal y como es, con sus virtudes y con sus defectos. Papá y mamá son para nosotros una escuela de abnegación, cariño y olvido de sí".