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"Ruth García Cordero", Nalúa Barco de nombre artístico, cambió sus escenarios habituales para conseguir sonrisas en hospitales de la India. Nacida hace 35 años en Uharte Arakil, artista y clown de profesión, se fue de voluntaria a la India a los hospitales de la Fundación Vicente Ferrer. Se inventó el personaje de un fakir. Preparaba sus guiones en telugu, el idioma de Anantapur, y le aplaudían desde niños a pacientes con VIH. Aprovechó para dar clases de iniciación al circo a niños sordos. Vive en Vitoria y confiesa que ya de niña lo tenía claro: hacer felices a otros. Conoce como pocos el lenguaje y la mirada del niño enfermo y las herramientas para activar su sonrisa. Por eso su anhelo consiste en prolongar en la Comunidad Autónoma Vasca y en Navarra el programa "PayaSOSpital" que se lleva a cabo en Valencia.
Un payaso, pero en inglés. Lo que pasa es que si digo que soy payasa parece un desprecio. Damos poco valor al arte y, por tanto, al payaso. El médico te cura el cuerpo y el payaso el alma. Somos muy necesarios.
Mi herramienta de trabajo es el cuerpo, la expresión. El lenguaje no verbal es casi el 80 % de una conversación. Me entienden.
Que cuando dicen pobreza te planteas qué es la pobreza. La pobreza la veo aquí. Al volver me ha impactado la cara de setas que tenemos aquí y la alegría y amor en la calle que he dejado allí.
Que un niño contento se cura antes.
No sonríe. Le acaricias la cabecita, le cantas una canción. Le trasmites amor y sensación de acompañamiento. Estás con su familia.
Si le pongo una peluca a la madre o a la abuela, pese al dolor, ver que la madre sonríe mejora al niño.
Paso por todos. A veces soy tonta y a veces muy listilla.Y a veces soy un bufón. Pero hay que hacerlo con mucho tacto. El payaso se basa en el fracaso. En asumir el fracaso como algo humano necesario para aprender. Cuando el payaso fracasa el público se ríe porque sabe que a ellos también les pasa. El lema del payaso es insistir para existir.
De momento voy a montar un cabaret en Vitoria. Habrá de todo.
Sí, pero hay que tener la filosofía de darle la vuelta a todo para sacarle su chispa y podernos reír a gusto.
Pues sí.
En general, por falta de apertura. Preferimos criticar. El buen humor es recordar que somos personas en vez mantener tanta apariencia y tan estricta.
Ver a la gente tan constreñida, pero tan deseosa de reír y cortándose, tan quiero reír y no puedo. Eso es de risa. Es el absurdo total. El miedo al que dirán.
Mírese al espejo y agárrese a algo para sentirse feliz. Anímese. La felicidad hay que trabajarla. Si entra todos los días en el mismo agujero negro va a estar mal. Sonría a la gente. Provoque sonrisas.
Cuide la postural corporal, eche los hombros atrás y saque el pecho. Ábrase. Si nos encorvamos no sonreímos. Levántese. Agite los brazos si le sienta bien. Es terapéutico.
Sí. Y hablemos más de la muerte porque es parte de la vida. Veámosla como algo natural.
Sí. En general nos reprimimos y, en consecuencia, no expresamos lo suficiente. Con esta carencia expresiva reventamos como una olla exprés y eso no está bien.
Por supuesto, amor, humor y respeto como base fundamental en cualquier relación. | |||||
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