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En
defensa de la familia
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Benigno
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Francia, el país
de la Ilustración y la Revolución Francesa, ha tumbado
la propuesta de legalizar la eutanasia. No es un hecho novedoso, prácticamente
cada año algún senador propone su legalización
y nunca sale adelante.
Tras
un largo debate que acabó la madrugada del 26 de enero, el
senado francés rechazó una proposición de ley
que pretendía regular la eutanasia por 170 votos en contra
y 142. La penúltima intentona de instaurar la eutanasia en
Francia naufragó en 2009 en la Asamblea Nacional.
Francia es el único
país declarado laicista (no laico, como la mayoría de
países miembro de la Unión Europea) y mantiene serias
restricciones para la práctica pública de la religión.
Aunque la norma, que data de 1905, ha pasado a segundo término,
formalmente sigue activa.
A pesar de ello, recientemente
el Consejo Constitucional (el órgano correlativo en Francia
al Tribunal Constitucional español) se ha manifestado contrario
a autorizar el matrimonio homosexual. El Consejo debía decir
si avalaba o no el veto a las bodas entre personas del mismo sexo
y ha optado por aceptarlo.
En la actualidad,
el Estado francés regula estas parejas a través de lo
que se denomina el Pacto Civil de Solidaridad aprobado en 1999. Consiste
en una unión administrativa para parejas del hecho prescindiendo
del sexo. Se trata, pues, de una pareja paramatrimonial que asume
un acuerdo administrativo.
Francia sigue negando
que pueda instaurarse el matrimonio homosexual, una posición
que en la actualidad mantiene un gobierno de derechas, pero que cuando
ha sido el caso también lo han mantenido gobiernos socialistas
de izquierdas.
En este sentido, fue
famoso el artículo de Lionel Robert Jospin, primer ministro
de Francia entre 1997 y 2002, en el que explicaba las razones por
las que se oponía a legalizar el matrimonio entre personas
del mismo sexo.
Jospin explicaba que
dos cosas diferentes no se podían tratar de la misma forma,
y que el matrimonio entre heterosexuales y las parejas homosexuales
eran evidentemente diferentes. Jospin encontraba profundas diferencias
entre el matrimonio entre un hombre y una mujer, y no concebía
que se pudiera ofrecer los mismos derechos a la unión entre
dos hombres o dos mujeres ya que si se trataban de cosas diferentes
otorgarles el mismo estatus era provocar una injusticia. Los argumentos
esgrimidos en la actualidad por el Consejo Constitucional son muy
parecidos a los sostenidos entonces por Jospin.
España:
una anomalía en Europa y el mundo
El
mismo año que se modificó la Ley del Divorcio en España
(en julio del 2005) coincidió con la norma que en Francia regulaba
las rupturas matrimoniales. Francia optó por una ley en sintonía
con todas las leyes de divorcio de Europa, que piden la presentación
de motivos para justificar la ruptura, la española no lo exige.
El papel de la Ley
española al respecto representa una anomalía. Es lógico
que si se pretende romper un contrato se deban aportar los motivos
para ello, ya que de otra manera (y es así como sucede en España),
el contrato se puede romper unilateralmente evidenciando que el contrato
no tenía ningún tipo de valor real.
España es uno
de los pocos países que aprueban el matrimonio homosexual y,
además, que contempla la adopción por parejas de personas
del mismo sexo. Solamente España, Holanda, Canadá y
Sudáfrica contemplan esta posibilidad. Bélgica y Portugal
casan homosexuales pero no les autorizan a adoptar.
Lo que ocurre en España
y, en comparación con Francia, uno de los países que
representa la salvaguarda de la libertad y la igualdad, es anormal,
una anomalía fuera del contexto europeo y mundial.
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