Educar.es: “¿No será que habrá que educar primero a los padres?”

Josemanuel Tarrío Ocaña www.PiensaunPoco.com

El sentido común no queda anticuado         Cualquier padre o madre, guiado por su sentido común, sabe, por ejemplo, que un chaval de trece o catorce años no pinta nada a las doce de la noche por la calle, de marcha, con sus amigos.

        No es razonable. Es de sentido común, evidente. Y, sin embargo, cuántos padres con hijos de estas u otras edades se llaman por teléfono, entre ellos, para preguntarse:

        — Oye, ¿tú hasta que hora dejas a tu hijo?

        — Yo, hasta las diez como mucho

        — ¡Uf, qué alivio! Creí que era la única. Mi niño dice que todos llegan a casa mucho más tarde. Que soy una antigua.

        No es el momento, por ahora, de hablar sobre las horas de salida de los hijos. Se trata de evidenciar, con un sencillo ejemplo, real y cotidiano, que el sentido común, su uso, debe recuperar el terreno perdido en todas las facetas de la vida y, especialmente, en el ámbito de la educación de los hijos.

Algo no funciona

        Otro ejemplo. También real.

        — Mi hijo se quiere poner un pendiente en la ceja y otro en el labio. Y si le queda bien, dice que se pondrá otro en la lengua.

        —¿Y qué vas a hacer?

        — Le he dicho que si no se los pone, le compraré una moto.

        Quizás no sea malo ponerse un pendiente; o cinco. Lo que no tiene ningún sentido es prometer una moto para evitarlo.

Que el maestro sepa

        ¿Qué está ocurriendo? ¿Están los padres perdiendo el norte o cediendo terreno por evitar males mayores? ¿No será que habrá que educar a los padres en vez de hablar tanto de la educación de los hijos?

        Buscar culpables o simplificar los argumentos no conduce a lugar alguno. Mejor apostar por descubrir las causas de esta deserción del sentido común en la educación del día a día. Y, especialmente, en aquellos aspectos esenciales que necesitan de una brújula que apunte bien la dirección a seguir.

        Un pendiente de más o de menos puede dar lo mismo. Pero en otras cuestiones no se puede perder la partida.

        Seguiremos mañana.