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Comunicar
en el matrimonio es compartir o consultar al cónyuge
de palabra, por escrito o con señales acordadas, de lo que
uno sabe o tiene para pedirle su opinión y establecer o reforzar,
lazos futuros que mejoren la convivencia.
Qué
difícil es comunicarse bien entre los esposos
y tener abiertos todos los canales, para que la comunicación
sea sincera, fluida, educada y llena de amor y mutuo respeto. Hay
temas, que ninguno de los dos quiere tocar o que ambos quieren aplazar.
Incluso estando muy enamorados y compenetrados. Prefieren irlos aplazando
para no hincarles el diente, por miedo a descubrir cosas de la vida
pasada, o para no herir a la persona amada, porque esta no sepa o
no quiera interpretar bien los hechos, intenciones o ideas. Por eso,
para evitar malos entendidos, aunque se quieran muchísimo los
matrimonios, tienen que aprender a comunicarse, con todo el amor posible,
pero además, como si fueran dos profesionales de la comunicación.
Entendiéndose y comunicándose bien, podrán enfrentar
con éxito, los problemas que les atañan o los proyectos
que quieran hacer.
Eviten
el matrimonio silencioso.
Para ello hay que ir poniendo, desde el noviazgo, los cimientos de
una buena comunicación, que cultive el deseo de conocer y conocerse,
para evitar el aburrimiento y la soledad. Nunca es tarde para empezar
una buena comunicación, intercambiando impresiones de todos
los campos de la vida.
Algunas
frases muy usadas:
Cuando te hablo, no me escuchas. No me atiendes nunca. Pasas de lo
que te digo. Te entra por un oído y te sale por el otro. Contigo
no hay quien hable. Como si hablara a la pared. Como si oyeras llover.
(También algunas de estas frases repiten los padres a los hijos).
En
los matrimonios debe distinguirse lo que es comunicarse,
dialogar, charlar sobre cosas intrascendentes y realizar continuos
monólogos, que anulan en el cónyuge las posibilidades
de participación, tanto en las cosas comunes del matrimonio,
como en las especiales.
10
situaciones que necesitan comunicación matrimonial,
sobre todo si hay necesidades que no puedan obviarse o son urgentes.
1. Cuando
haya enfermedades o situaciones graves, que podrían afectar
a toda o parte de la familia.
2. Cuando
haya que enfrentar situaciones presentes o futuras, difíciles
de solucionar.
3. Cuando
haya un problema grave en el matrimonio, o en uno de los cónyuges,
o con los hijos.
4. Cuando
piense dejar la comunicación para más adelante,
intente hacerla inmediatamente, puede que luego, nunca la pueda
realizar.
5. Cuando
se deban comentar noticias, situaciones sociales, religiosas o
políticas importantes, que afecten a la familia.
6. Cuando
se necesite una segunda opinión, para cosas personales,
de la familia anterior, trabajo, amistades, o sociedad.
7. Cuando
se necesite ayuda en problemas personales, religiosos, de salud
o de criterio, para tomar decisiones.
8. Cuando
se sienta la necesidad de comunicar, para afianzar el amor y la
entrega incondicional al cónyuge.
9. Cuando
un cónyuge desee comunicarse, inmediatamente hay que poner
los medios necesarios y la atención precisa para escuchar,
sin dilaciones ni excusas, pues es posible, que esa situación
no vuelva a repetirse. La frase clave es decirle y sentirlo soy
todo oídos.
10. Cuando
un cónyuge quiera contar en la intimidad, algo delicado
de su vida pasada.
Existe
el derecho y la obligación, de no comunicar
acciones o situaciones anteriores, que hacerlo suponga un daño
irreparable, interno o externo, para el resto de la familia y solamente
suponga esos minutos de gloria, que algunas personas quieren disfrutar,
dando testimonios de cosas totalmente innecesarias para el futuro
de una buena familia. Hay muchos pseudo líderes religiosos,
políticos, médicos y sociales, que tratan de manipula
a personas débiles de carácter, para que comuniquen
sus miserias a bombo y platillo, sin importarles el daño que
pudieran hacerse a sí mismos y a sus familias. Por eso existen
las memorias autorizadas de los personajes famosos, donde son todo
alabanzas y las memorias no autorizadas, que suelen estar más
cerca de la verdadera vida del personaje, el cual no quiere que nadie
cuente sus posibles miserias.
22
conceptos a tener en cuenta, en la comunicación con el cónyuge.
1. Tener
los objetivos muy claros y perfectamente definidos y estudiados.
Distinguiendo lo que sea comunicar, para contar algo pasado, de
lo que sea necesario para llegar a acuerdos o situaciones futuras.
Sea de la familia o ajeno, o cuando haya que expresar disgustos
o satisfacciones, relacionadas con el cónyuge o los hijos.
2. Pensar
antes de hablar, teniendo bien en cuenta todos los detalles y
puntos a comunicar, para que nada se quede en el olvido involuntariamente.
3. Estudiar
la presentación de los objetivos, así como las posibles
respuestas que recibirá, deseadas o no, pues una cosa es
lo que se comunica y otra lo que entiende el cónyuge, ya
que puede haber grandes diferencias en el conocimiento. Ahora
bien, si el mensaje está bien expresado, el amor y la buena
voluntad, ayudarán muchísimo a explicarlo y a entenderlo
correctamente.
4. Centrar
él o los temas para que no haya desviaciones, que distraigan
de los objetivos previstos, poniendo el máximo cuidado
posible en hacerlo bien, para que la comunicación sea fluida
en ambos sentidos.
5. Determinar
el lugar, horario, duración, etc. Si es necesario provoque
la comunicación. Siempre funcionan mejor las comunicaciones,
cuando hay un ambiente de distensión y confianza y no existen
las interrupciones por teléfonos, programas de televisión,
etc.
6. Adecuar
el lenguaje fonético, sin salirse del contexto y con los
sinónimos y antónimos adecuados, haciéndolo
todo con la mayor naturalidad, sin engolamientos en la voz y de
acuerdo a las características del cónyuge y de cada
situación.
7. Utilizar
el lenguaje corporal, con las mejores formas y ademanes posibles,
incluso intentando mantener continuamente la sonrisa. Empleando
los movimientos del cuerpo para enviar, reafirmar o disminuir
la intensidad de los mensajes. Pero evitar comunicar con gestos
de las manos y balanceos de cuerpos, como se autodefinen los grupos
marginales de maras, gangas, etc. porque tienen un vocabulario
muy limitado.
8. Intentar
que el cónyuge se sienta cómodo, para que la comunicación
no se convierta en un monólogo, sino en un dialogo y se
puedan obtener buenos resultados. El matrimonio tiene que aprender,
el difícil arte de comunicarse bien, pues nadie nace sabiendo.
9. Emplear
la virtud de la paciencia y la moderación, pues no siempre
el otro cónyuge, tiene el mismo nivel de comprensión
o está en la situación adecuada, para oír
con atención las cosas importantes que le están
diciendo. Lo que para uno es un tema al que le ha dado muchas
vueltas en la cabeza, antes de exponerlo, para el otro puede ser
una novedad, que le llega de improviso.
10. No emplear
sofismas, falacias, argucias, sutilezas ni engaños, pues
la comunicación con el cónyuge, tiene que estar
presidida por el amor, la verdad, el respeto, la conciencia y
la admiración.
11. Evitar
tener la razón a toda costa, ya que con el cónyuge,
no se trata de vencer, ni de convencer, se trata de comunicar
bien, para remar juntos hasta conseguir llevar el barco a la orilla
deseada por ambos. No buscar el objetivo de caiga quien caiga,
siempre ganar, ganar. Evitando los resultados de las apuestas
tergiversadas del Cara o Cruz: Cara, yo gano;
cruz, tú pierdes.
12. Mantener
con mucho respeto, los tiempos de cada uno, administrándolos
equitativamente, con los silencios necesarios, sin interrupciones
estentóreas y sin usufructuar ni apurar los del otro.
13. Ofrecer
seguridad al cónyuge de que la comunicación no ha
sido motivada para discusiones, enfados, regaños, malas
caras o llamadas de atención, por tener ideas u opiniones
diferentes, a no ser que sean causas graves, pues conllevaría
que el otro cónyuge se pondrá en guardia, y posiblemente
cierre los oídos a la comunicación, si siempre es
para lo mismo.
14. Buscar
la comunicación adecuada, que en algunas ocasiones puede
ser una mirada, un gesto o una sonrisa entre los cónyuges.
No siempre se necesitan palabras elocuentes, ni estrategias para
comunicarse, sobre todo si ambos se conocen bien y conocen de
lo que se trata.
15. Mantener
siempre abiertos los canales de comunicación, evitando
a toda costa, que su ausencia se vaya agudizando, por falta de
practicarla, debido a que no tengan las cosas muy claras.
16. Evitar
que haya intentos de ir ocupando cuotas de poder, dentro del matrimonio,
basadas en mayores ingresos económicos, mejores conocimientos
profesionales o académicos, situaciones sociales o familiares,
etc.
17. Evitar
dejarse llevar por la pasión, producida por las relaciones
con los hijos y entre ellos mismos, ya que muchas veces, son verdaderos
manipuladores de los padres, impidiendo que los cónyuges
se comuniquen correctamente.
18. Estudiar
la forma de empezar la comunicación. Puede ser en la mesa
durante la comida, una salida especial, algunos hechos de actualidad
que lleven al objetivo previsto, formulando preguntas con respuestas
abiertas, etc.
19. Utilizar
las técnicas de recepción activa, hasta estar seguro
de haber entendido perfectamente, lo que el cónyuge dice
y quiere decir con su lenguaje fonético y corporal. Si
fuera necesario, se debe pedir la repetición o hacer las
preguntas convenientes, hasta que quede todo bien entendido.
20. Utilizar
las virtudes y valores humanos adecuados a cada ocasión.
Teniendo en cuenta que nadie es perfecto, intentar comunicarse
una y otra vez, hasta que se consiga la plena sintonía.
El difícil arte de la comunicación es difícil,
pero no imposible de aprenderlo.
21. Tener
muy claro el sentido del ridículo, pues en la comunicación,
uno es dueño de los silencios, pero esclavo de las palabras.
22. Intentar
que los tiempos de la comunicación sean, más escuchar
con atención, que hablar. Lo ideal es un 40% hablar y un
60% escuchar y sin interrumpir al cónyuge, cuando expone
sus posiciones.
Si
la comunicación es con una sonrisa,
generará otra sonrisa. Si es con amor, recibirá más
amor. Si es con una crítica, recibirá otra crítica.
Si lleva odio, recibirá odio. Si es con palabras amables, recibirá
palabras amables. Si es sobre el profundo interior de las relaciones,
se abrirán los corazones con sinceridad. Si es sobre intereses
culturales, se ampliarán los conocimientos. Si es superficial,
se recibirán opiniones superficiales o ficticias. Si es sembrando
vientos, recibirá tempestades.
No
deje de estar comunicado continuamente con su cónyuge.
Todos tenemos sin utilizar muchos recursos, talentos y fuerzas, para
poder comunicar en la forma y manera, que el cónyuge nos entienda
y para ser receptivos y abiertos a sus ideas. La comunicación
con el cónyuge, si no llega hay que salir a buscarla con inteligencia,
amor y en base a la práctica de las virtudes y valores humanos.
Pero no conformándose con esas comunicaciones pueriles o convencionales,
llenas de tópicos, aburrimientos y faltas de interés.
Las
buenas comunicaciones, dejan siempre un poso,
y aunque no hayan calado hondo, cuando han pasado, vuelven las ideas
y los argumentos expuestos, lo que puede originar un torrente de nuevas
ideas y que nazca la necesidad de continuarlas. Al final, una buena
comunicación, crea el deseo de estar más unido al cónyuge.
10
sentencias sobre la comunicación en el matrimonio
1. Cuando
estés enfadado, cuenta hasta diez antes de empezar la comunicación,
pero si estás muy enfadado, cuenta hasta cien.
2. El objetivo
de toda comunicación, debe ser amar y mejorar la relación.
3. Es fácil
hablar claro, cuando no va a decirse toda la verdad.
4. ¡Qué
difícil es hablar de nuestras dificultades al cónyuge,
y que fácil es hablarlas a un desconocido!
5. Háblale
a tu cónyuge sobre su persona y te escuchará horas
enteras.
6. Para saber
comunicar, es preciso saber preguntar y escuchar, escuchando se
agrada siempre, comunicando algunas veces.
7. Antes
de comunicarte con el cónyuge, piensa bien lo que le vas
a decir.
8. El mayor
daño que se puede hacer a un cónyuge, es quitarle
la comunicación.
9. Para no
humillar o desorientar, los cónyuges se tienen que poner
en el mismo nivel.
10. Es inútil
mantener una comunicación entre sordos voluntarios, en
que ninguno de los cónyuges quiere escuchar.
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