El valor humano de la comunicación en el matrimonio y en la familia
Francisco Grass
Editor de MiCumbre
En defensa de la familia
Benigno Blanco

 

Lola Torbellino
María Vallejo-Nájera

 

Cómo sacar partido a la televisión
María Mercedes Álvarez Pérez

 

El libro del matrimonio: esa misteriosa unión
José Pedro Manglano

 

El desafío del amor: un reto de 40 días que cambiará tu matrimonio
Stephen Kendrick y Alex Kendrick

Comunicar en el matrimonio es compartir o consultar al cónyuge de palabra, por escrito o con señales acordadas, de lo que uno sabe o tiene para pedirle su opinión y establecer o reforzar, lazos futuros que mejoren la convivencia.

Qué difícil es comunicarse bien entre los esposos y tener abiertos todos los canales, para que la comunicación sea sincera, fluida, educada y llena de amor y mutuo respeto. Hay temas, que ninguno de los dos quiere tocar o que ambos quieren aplazar. Incluso estando muy enamorados y compenetrados. Prefieren irlos aplazando para no hincarles el diente, por miedo a descubrir cosas de la vida pasada, o para no herir a la persona amada, porque esta no sepa o no quiera interpretar bien los hechos, intenciones o ideas. Por eso, para evitar malos entendidos, aunque se quieran muchísimo los matrimonios, tienen que aprender a comunicarse, con todo el amor posible, pero además, como si fueran dos profesionales de la comunicación. Entendiéndose y comunicándose bien, podrán enfrentar con éxito, los problemas que les atañan o los proyectos que quieran hacer.

Eviten el matrimonio silencioso. Para ello hay que ir poniendo, desde el noviazgo, los cimientos de una buena comunicación, que cultive el deseo de conocer y conocerse, para evitar el aburrimiento y la soledad. Nunca es tarde para empezar una buena comunicación, intercambiando impresiones de todos los campos de la vida.

Algunas frases muy usadas: Cuando te hablo, no me escuchas. No me atiendes nunca. Pasas de lo que te digo. Te entra por un oído y te sale por el otro. Contigo no hay quien hable. Como si hablara a la pared. Como si oyeras llover. (También algunas de estas frases repiten los padres a los hijos).

En los matrimonios debe distinguirse lo que es comunicarse, dialogar, charlar sobre cosas intrascendentes y realizar continuos monólogos, que anulan en el cónyuge las posibilidades de participación, tanto en las cosas comunes del matrimonio, como en las especiales.

10 situaciones que necesitan comunicación matrimonial, sobre todo si hay necesidades que no puedan obviarse o son urgentes.

1. Cuando haya enfermedades o situaciones graves, que podrían afectar a toda o parte de la familia.

2. Cuando haya que enfrentar situaciones presentes o futuras, difíciles de solucionar.

3. Cuando haya un problema grave en el matrimonio, o en uno de los cónyuges, o con los hijos.

4. Cuando piense dejar la comunicación para más adelante, intente hacerla inmediatamente, puede que luego, nunca la pueda realizar.

5. Cuando se deban comentar noticias, situaciones sociales, religiosas o políticas importantes, que afecten a la familia.

6. Cuando se necesite una segunda opinión, para cosas personales, de la familia anterior, trabajo, amistades, o sociedad.

7. Cuando se necesite ayuda en problemas personales, religiosos, de salud o de criterio, para tomar decisiones.

8. Cuando se sienta la necesidad de comunicar, para afianzar el amor y la entrega incondicional al cónyuge.

9. Cuando un cónyuge desee comunicarse, inmediatamente hay que poner los medios necesarios y la atención precisa para escuchar, sin dilaciones ni excusas, pues es posible, que esa situación no vuelva a repetirse. La frase clave es decirle y sentirlo “soy todo oídos”.

10. Cuando un cónyuge quiera contar en la intimidad, algo delicado de su vida pasada.

Existe el derecho y la obligación, de no comunicar acciones o situaciones anteriores, que hacerlo suponga un daño irreparable, interno o externo, para el resto de la familia y solamente suponga esos minutos de gloria, que algunas personas quieren disfrutar, dando testimonios de cosas totalmente innecesarias para el futuro de una buena familia. Hay muchos pseudo líderes religiosos, políticos, médicos y sociales, que tratan de manipula a personas débiles de carácter, para que comuniquen sus miserias a bombo y platillo, sin importarles el daño que pudieran hacerse a sí mismos y a sus familias. Por eso existen las memorias autorizadas de los personajes famosos, donde son todo alabanzas y las memorias no autorizadas, que suelen estar más cerca de la verdadera vida del personaje, el cual no quiere que nadie cuente sus posibles miserias.

22 conceptos a tener en cuenta, en la comunicación con el cónyuge.

1. Tener los objetivos muy claros y perfectamente definidos y estudiados. Distinguiendo lo que sea comunicar, para contar algo pasado, de lo que sea necesario para llegar a acuerdos o situaciones futuras. Sea de la familia o ajeno, o cuando haya que expresar disgustos o satisfacciones, relacionadas con el cónyuge o los hijos.

2. Pensar antes de hablar, teniendo bien en cuenta todos los detalles y puntos a comunicar, para que nada se quede en el olvido involuntariamente.

3. Estudiar la presentación de los objetivos, así como las posibles respuestas que recibirá, deseadas o no, pues una cosa es lo que se comunica y otra lo que entiende el cónyuge, ya que puede haber grandes diferencias en el conocimiento. Ahora bien, si el mensaje está bien expresado, el amor y la buena voluntad, ayudarán muchísimo a explicarlo y a entenderlo correctamente.

4. Centrar él o los temas para que no haya desviaciones, que distraigan de los objetivos previstos, poniendo el máximo cuidado posible en hacerlo bien, para que la comunicación sea fluida en ambos sentidos.

5. Determinar el lugar, horario, duración, etc. Si es necesario provoque la comunicación. Siempre funcionan mejor las comunicaciones, cuando hay un ambiente de distensión y confianza y no existen las interrupciones por teléfonos, programas de televisión, etc.

6. Adecuar el lenguaje fonético, sin salirse del contexto y con los sinónimos y antónimos adecuados, haciéndolo todo con la mayor naturalidad, sin engolamientos en la voz y de acuerdo a las características del cónyuge y de cada situación.

7. Utilizar el lenguaje corporal, con las mejores formas y ademanes posibles, incluso intentando mantener continuamente la sonrisa. Empleando los movimientos del cuerpo para enviar, reafirmar o disminuir la intensidad de los mensajes. Pero evitar comunicar con gestos de las manos y balanceos de cuerpos, como se autodefinen los grupos marginales de maras, gangas, etc. porque tienen un vocabulario muy limitado.

8. Intentar que el cónyuge se sienta cómodo, para que la comunicación no se convierta en un monólogo, sino en un dialogo y se puedan obtener buenos resultados. El matrimonio tiene que aprender, el difícil arte de comunicarse bien, pues nadie nace sabiendo.

9. Emplear la virtud de la paciencia y la moderación, pues no siempre el otro cónyuge, tiene el mismo nivel de comprensión o está en la situación adecuada, para oír con atención las cosas importantes que le están diciendo. Lo que para uno es un tema al que le ha dado muchas vueltas en la cabeza, antes de exponerlo, para el otro puede ser una novedad, que le llega de improviso.

10. No emplear sofismas, falacias, argucias, sutilezas ni engaños, pues la comunicación con el cónyuge, tiene que estar presidida por el amor, la verdad, el respeto, la conciencia y la admiración.

11. Evitar tener la razón a toda costa, ya que con el cónyuge, no se trata de vencer, ni de convencer, se trata de comunicar bien, para remar juntos hasta conseguir llevar el barco a la orilla deseada por ambos. No buscar el objetivo de caiga quien caiga, siempre ganar, ganar. Evitando los resultados de las apuestas tergiversadas del “Cara o Cruz”: “Cara, yo gano; cruz, tú pierdes”.

12. Mantener con mucho respeto, los tiempos de cada uno, administrándolos equitativamente, con los silencios necesarios, sin interrupciones estentóreas y sin usufructuar ni apurar los del otro.

13. Ofrecer seguridad al cónyuge de que la comunicación no ha sido motivada para discusiones, enfados, regaños, malas caras o llamadas de atención, por tener ideas u opiniones diferentes, a no ser que sean causas graves, pues conllevaría que el otro cónyuge se pondrá en guardia, y posiblemente cierre los oídos a la comunicación, si siempre es para lo mismo.

14. Buscar la comunicación adecuada, que en algunas ocasiones puede ser una mirada, un gesto o una sonrisa entre los cónyuges. No siempre se necesitan palabras elocuentes, ni estrategias para comunicarse, sobre todo si ambos se conocen bien y conocen de lo que se trata.

15. Mantener siempre abiertos los canales de comunicación, evitando a toda costa, que su ausencia se vaya agudizando, por falta de practicarla, debido a que no tengan las cosas muy claras.

16. Evitar que haya intentos de ir ocupando cuotas de poder, dentro del matrimonio, basadas en mayores ingresos económicos, mejores conocimientos profesionales o académicos, situaciones sociales o familiares, etc.

17. Evitar dejarse llevar por la pasión, producida por las relaciones con los hijos y entre ellos mismos, ya que muchas veces, son verdaderos manipuladores de los padres, impidiendo que los cónyuges se comuniquen correctamente.

18. Estudiar la forma de empezar la comunicación. Puede ser en la mesa durante la comida, una salida especial, algunos hechos de actualidad que lleven al objetivo previsto, formulando preguntas con respuestas abiertas, etc.

19. Utilizar las técnicas de recepción activa, hasta estar seguro de haber entendido perfectamente, lo que el cónyuge dice y quiere decir con su lenguaje fonético y corporal. Si fuera necesario, se debe pedir la repetición o hacer las preguntas convenientes, hasta que quede todo bien entendido.

20. Utilizar las virtudes y valores humanos adecuados a cada ocasión. Teniendo en cuenta que nadie es perfecto, intentar comunicarse una y otra vez, hasta que se consiga la plena sintonía. El difícil arte de la comunicación es difícil, pero no imposible de aprenderlo.

21. Tener muy claro el sentido del ridículo, pues en la comunicación, uno es dueño de los silencios, pero esclavo de las palabras.

22. Intentar que los tiempos de la comunicación sean, más escuchar con atención, que hablar. Lo ideal es un 40% hablar y un 60% escuchar y sin interrumpir al cónyuge, cuando expone sus posiciones.

Si la comunicación es con una sonrisa, generará otra sonrisa. Si es con amor, recibirá más amor. Si es con una crítica, recibirá otra crítica. Si lleva odio, recibirá odio. Si es con palabras amables, recibirá palabras amables. Si es sobre el profundo interior de las relaciones, se abrirán los corazones con sinceridad. Si es sobre intereses culturales, se ampliarán los conocimientos. Si es superficial, se recibirán opiniones superficiales o ficticias. Si es sembrando vientos, recibirá tempestades.

No deje de estar comunicado continuamente con su cónyuge. Todos tenemos sin utilizar muchos recursos, talentos y fuerzas, para poder comunicar en la forma y manera, que el cónyuge nos entienda y para ser receptivos y abiertos a sus ideas. La comunicación con el cónyuge, si no llega hay que salir a buscarla con inteligencia, amor y en base a la práctica de las virtudes y valores humanos. Pero no conformándose con esas comunicaciones pueriles o convencionales, llenas de tópicos, aburrimientos y faltas de interés.

Las buenas comunicaciones, dejan siempre un poso, y aunque no hayan calado hondo, cuando han pasado, vuelven las ideas y los argumentos expuestos, lo que puede originar un torrente de nuevas ideas y que nazca la necesidad de continuarlas. Al final, una buena comunicación, crea el deseo de estar más unido al cónyuge.

10 sentencias sobre la comunicación en el matrimonio

1. Cuando estés enfadado, cuenta hasta diez antes de empezar la comunicación, pero si estás muy enfadado, cuenta hasta cien.

2. El objetivo de toda comunicación, debe ser amar y mejorar la relación.

3. Es fácil hablar claro, cuando no va a decirse toda la verdad.

4. ¡Qué difícil es hablar de nuestras dificultades al cónyuge, y que fácil es hablarlas a un desconocido!

5. Háblale a tu cónyuge sobre su persona y te escuchará horas enteras.

6. Para saber comunicar, es preciso saber preguntar y escuchar, escuchando se agrada siempre, comunicando algunas veces.

7. Antes de comunicarte con el cónyuge, piensa bien lo que le vas a decir.

8. El mayor daño que se puede hacer a un cónyuge, es quitarle la comunicación.

9. Para no humillar o desorientar, los cónyuges se tienen que poner en el mismo nivel.

10. Es inútil mantener una comunicación entre sordos voluntarios, en que ninguno de los cónyuges quiere escuchar.