'¿Sólo buenos modales?' y 'Otra manera de educar la afectividad'
Aníbal Cuevas
La felicidad de andar por casa
La felicidad de andar por casa
Aníbal Cuevas
¿Sólo buenos modales?

        El 84% de los padres españoles considera que lo principal es educar en buenos modales, un 42% en el esfuerzo en el trabajo, el 34% en la perseverancia y el 10% en el espíritu de sacrificio.

        Estos resultados me descolocan. Los buenos modales son muy importantes pero deben ser la manifestación externa de una forma de vida virtuosa y no un fin en si mismos. Si solo se trata de educar sobre la manera de comportarse en público no estamos hablando de educación sino de instrucción, de la utilización de los buenos modales y no del crecimiento en virtudes.

        Sólo el 10% de los padres encuestados considera principal el espíritu de sacrificio y un 34% la perseverancia. Pareciera que a la mayoría de los padres los que les interesa es la apariencia y las formas por encima de la formación humanística profunda de sus hijos.

        No nos damos cuenta que para llegar a interiorizar y manifestar los buenos modales, para que formen parte de la personalidad y no sean sólo un escaparate es necesario que nos preocupemos de lo fundamental: la perseverancia, el espíritu de sacrificio, etc....

Otra manera de educar la afectividad

        A pesar de los repetidos fracasos que las denominadas campañas de sexo seguro experimentan una y otra vez, gobiernos como el español prefieren mantener sus posiciones ideológicas basadas en el individualismo, la exagerada entronización de supuestos derechos individuales y la nula apelación a la responsabilidad social de los adolescentes.

        Muchos padres, por falta de formación o de tiempo, dejan la educación de la afectividad de sus hijos en manos de profesionales que en la mayoría de los casos se limitan a dar unas clases de biología. La infancia cada vez se acorta más merced a una sociedad en la que el sexo lo engulle casi todo. Indudablemente la industria del sexo es un buen negocio no sujeto a los vaivenes del negocio de la construcción.

        Las campañas de educación sexual no van a la raiz del asunto. Se quedan en meras técnicas para evitar en la medida de lo posible las consecuencias de comportamientos irresponsables. El llamado "sexo seguro" es una falacia que nadie, desde una postura de honradez intelectual, puede defender. Una educación sexual humana pasa por respetar los tiempos de la infancia, sacar el sexo de los circuitos comerciales y poner un mayor énfasis en la responsabilidad personal de los adolescentes.