'Moral o deseo' y 'No bastan los buenos sentimientos'
Aníbal Cuevas
La felicidad de andar por casa
La felicidad de andar por casa
Aníbal Cuevas
Moral o deseo

        Hace unos días leí un articulo en el que el autor defendía la sustitución de la moral por el deseo, dicho trueque traería más libertad. Se trata de una manera de pensar cada vez más en alza en ciertos sectores de intelectuales, y que se está trasladando a la sociedad. Sin ir más lejos, la asignatura de Educación para la Ciudadanía va en esa linea. Para quienes así piensan, no existen verdades absolutas, no existe bien ni mal objetivo. No existe por tanto la moral.

        Tal manera de pensar es peligrosa ya que nos deja a merced de arbitrariedades de todo tipo. Pensar que no existe bien ni mal, sino que todo depende del deseo, supone entregar un arma letal a los gobiernos. Bajo esas premisas, la bondad o maldad de las decisiones que se tomen no dependerán de un criterio objetivo, sino del deseo del gobernante de turno, sea de derechas o de izquierdas. Es cierto que las leyes, en democracia, se aprueban en parlamentos democráticos y por mayorías pero, ?que haremos cuando el deseo de una mayoría de diputados sea similar al de los que nombraron a Hitler como Führer y aprobaron sus leyes?

        Lo único que garantiza las libertades y la democracia es la existencia y el reconocimiento de unas verdades a las que todos nos debemos subordinar. Unas normas que, estando por encima de la voluntad de mayorías cambiantes y de los intereses de multinacionales, medios de comunicación, etc...a todos obliguen. En definitiva, la naturaleza del hombre necesita de la existencia de una moral.

        Plantear sustituir la moral por el deseo socava las raíces de la libertad e imposibilita que el hombre sea mejor, y por tanto más feliz.

No bastan los buenos sentimientos

        En una encuesta de la Fundación Santa María se destaca que la juventud se interesa por causas solidarias y humanitarias en cerca de un 90% de los encuestados pero que apenas un 10% participa o hace algo.

        Sin querer simplificar creo que uno de los problemas está en la diferencia entre valores y virtudes. Los valores son muy fáciles de tener, solo hace falta una cierta bondad: al fin y al cabo se trata de buenos pensamientos que no suponen esfuerzo.

        Las virtudes, por el contrario, son hábitos de vida y requieren un esfuerzo constante por ser vividas. Para ser sincero hay que hacer actos de sinceridad, para ser obediente hay que hacer actos de obediencia y así con el orden, la fortaleza, la laboriosidad, etc....

        El sistema educativo español es el reflejo de cómo la falta de esfuerzo lleva al fracaso y a la mediocridad. Se trata de un sistema en el que se habla de valores como de ideas abstractas que no mueven a actuar sino a tener buenos pensamientos.

        Se trata de un sistema obsesionado por el igualitarísmo que condena a la mediocridad a la mayoría de los estudiantes.

        Durante siglos la educación fue algo a lo que sólo llegaban unas minorías. La mayoría quedaba condenada a la ignorancia y con la ignorancia a la mediocridad. El resultado: las desigualdades se perpetuaban.

        El sistema actual garantiza la escolaridad pero una gran mayoría es condenada a ser educadas en un ambiente semejante de mediocridad, donde se prima la falta de esfuerzo y la picaresca ya que promocionan todos, se hayan esforzado o no. De esta manera sólo las clases más favorecidas económicamente pueden tener acceso a la excelencia o calidad educativa.

        Si a esto añadimos el abandono del estudio de las Humanidades y la potenciación de la educación visual en detrimento del pensamiento, la racionalidad y la abstracción, el resultado es personas cada vez más acríticas, fácilmente manipulables.