'Educar ¿para ser el mejor o mejor?' e 'Hijos libres'
Aníbal Cuevas
La felicidad de andar por casa
La felicidad de andar por casa
Aníbal Cuevas

 

 

Instrucción y educación

Educar ¿para ser el mejor o mejor?

        Existe una cierta confusión cuando se habla de educación, con frecuencia se confunde con instrucción, se trata de un error que tiene consecuencias. Mientras la instrucción se refiere a la adquisición de conocimientos, la educación tiene más que ver con el crecimiento como persona y está relacionada con la adquisición de hábitos, virtudes y valores.

        Muchos padres se centran excesivamente en la instrucción, lo que más les preocupa es que sus hijos aprueben y que saquen buenas notas. Hacen que lo más importante en la "educación" de sus hijos esté centrado en los resultados. Efectivamente las notas son importantes, es cierto que vivimos en una sociedad competitiva, que hay que luchar por conseguir un puesto de trabajo. Sin embargo considero que el error está en buscar el resultado como fin y no como consecuencia.

        Esta visión de la educación aboca a muchos jóvenes al fracaso y crea problemas, enfrentamientos y frustración. No todos los hijos tienen las mismas capacidades intelectuales, no todos tienen la misma agudeza y vivacidad. Hace falta dotarles de herramientas para que puedan dar lo mejor de sí, y esto debe ir acompañado de la exigencia cariñosa y motivadora. En el fondo subyacen dos visiones muy distintas de la educación: quién educa para ser el mejor y quién educa para dar lo mejor de sí.

        Si fuésemos capaces de cambiar el enfoque y nos centrásemos más en las personas y en el desarrollo de virtudes tales como el orden, la fortaleza o la prudencia, estaríamos dando a los hijos herramientas para que puedan dar lo mejor de sí y las notas serían las mejores que ellos pueden dar.

        Lo que un padre debe desear para su hijo no es que sea el mejor, sino que de lo mejor de sí mismo y acompañarle en ese camino. Estoy convencido de que el éxito académico empieza por la educación de virtudes y hábitos, y esa es tarea principal de la familia.

Educación integral

Hijos libres

        Mucho se ha hablado de la educación integral y nunca la educación ha sido menos integral que ahora. Educar integralmente supone formar la inteligencia y la voluntad, la inteligencia para conocer la verdad y el bien y la voluntad para llevar a cabo ese bien y esa verdad.

        No educar la voluntad supone huir del esfuerzo, de la superación personal, formar ciudadanos menos libres, esclavos de sus apetencias y de la "espontaneidad" y por tanto mas vulnerables a la manipulación política y económica.

        La promoción automática de curso, la posibilidad de no acudir a clase y la filosofía fracasada de la educación comprensiva aboca a nuestros hijos a ser unos mediocres, mucho más fáciles de adoctrinar y menos libres.