'Sorpréndela sin que haya motivos' y 'Yo no discuto'
Aníbal Cuevas
La felicidad de andar por casa
La felicidad de andar por casa
Aníbal Cuevas
Sorpréndela sin que haya motivos

        En una de las ideas anteriores proponía recordar vuestros aniversarios y celebrarlo de alguna manera especial. Otra propuesta que hago ahora es no esperar a que ocurra algo especial para demostrar el amor y el cariño. Se trata de algo que afecta a la intimidad de la pareja por lo que los hombres no deben temer ser tachados de cursis.

        Lo importante es la sorpresa y lo que supone, no el regalo en sí. Regalar una flor, una pequeña pulsera u otro objeto, variar una jornada de trabajo para comer juntos, invitarla al cine para ver la película que ella quiere y otras muchas iniciativas pueden servir para demostrar lo que llevas dentro y añade a la relación una buena dosis de ilusión.

Yo no discuto

        Hace unos días me llegó al blog la consulta de una señora que pedía ayuda porque su matrimonio iba mal. Decía que su marido y ella se querían pero que todo era motivo de discusión. Casos como este son muy frecuentes y no son un problema del matrimonio sino de la persona.

        Muchas veces el carácter hace que se discuta por temas menores, sin mayor importancia; no pasaría nada si uno cede. Como decía un amigo que a la pregunta de quién tiene que ceder en una discusión matrimonial, contestaba que aquel que cree que tiene razón es quien más tiene que dar.

        La mejora personal va unida sin duda al éxito del matrimonio. En la medida en que cada cónyuge lucha por ser mejor, mejora la relación. Hay que ser inteligente y esto se demuestra no complicándose, viendo las situaciones con sencillez y sin el afán tan humano de tener la razón. Siempre va a haber divergencias, se puede hablar de ellas pero no deben ser motivo de ruptura, de enfado, de ponerse a la defensiva.

        Ante el comienzo de la discusión es inteligente preguntarse si el tema es trascendental, si afecta a algo importante; si no es así no merece la pena discutir para tener razón. En el caso de discutir conviene no perder los papeles, ni tomarlo como algo personal. Nunca permitir pensamientos interiores negativos del otro, pensar bien y no suponer que lo hace para hacernos daño.

        Mi matrimonio es tan yo como yo mismo, es nuestra unión la que tiene que salir ganando, no se trata de demostrar nada a nadie.

        Si la discusión afecta a aspectos importantes del matrimonio o la familia, decir las cosas sin animo de herir, cuidar mucho las formas y no pensar nunca que el otro me quiere herir.