Lo que puede traernos la crisis y Un "amor" pobretón
Aníbal Cuevas
La felicidad de andar por casa
La felicidad de andar por casa
Aníbal Cuevas
Lo que puede traernos la crisis

        Indudablemente la crisis que estamos sufriendo y que cada día que pasa se vislumbra más oscura va a suponer, ya lo está haciendo, un cambio en la manera de pensar y de actuar de las personas. Soy de los que piensan que el desarrollo económico y la prosperidad son buenos aunque peligrosos.

        En los últimos años nuestra sociedad se ha caracterizado por un excesivo culto al dinero y la posesión de bienes materiales. Esto, junto a otros factores que no son del caso, ha promovido un individualismo exagerado que lleva a huir del compromiso y los vínculos.

        En un artículo que leí recientemente, el autor cita como valores que se van a recuperar: la austeridad, el reconocimiento de la autoridad y una cierta vuelta a la trascendencia. Parece que en los próximos años las personas podemos dejar de estar mirándonos el ombligo todo el día y pensar un poco más en los demás.

        A estos tres valores me atrevo a unir otro más: la recuperación del sentido de la fidelidad y el compromiso. Os emplazo a que dentro de un año analicemos las cifras de divorcios, estoy seguro de que será muy inferior a la que se ha producido en los últimos años y eso, sin duda, será muy bueno para nuestra sociedad.

        Las sociedades más libres y estables son aquellas basadas en instituciones fuertes que median entre el individuo y el poder, ya sea el Estado o las empresas y eso implica el refuerzo del matrimonio.

Un "amor" pobretón

        Mucho se ha escrito y se escribe sobre el amor. Hace unos días un personaje del mundo de la cultura afirmaba que el amor era muy importante en su vida, y le daba la puntilla definiendolo como un estado de ánimo. No se porqué me sigo extrañando ante afirmaciones de este estilo, lo característico de nuestro tiempo es la perdida o confusión del significado de las palabras.

        Identificar el amor con un estado de ánimo es reducirlo a algo banal. Cuando así se hace tiene pocas posibilidades de éxito más allá de pasar un buen rato. No es de extrañar que la gente que piensa así no sea capaz de mantener una relación estable.

        Es cierto que el amor influye en los estados de animo y que cuando se está enamorado se ven las cosas de otra manera, pero el amor ni es un estado de ánimo ni puede depender de él. Los estados de ánimo no son ni más ni menos que el reflejo de nuestra situación personal en un momento concreto. Son oscilantes, variables, suben y bajan y dependen generalmente de cosas tan prosaicas como un atasco de tráfico, el calor, los cambios hormonales o un dolor de muelas.

        Mientras se siga identificando el amor con un estado de ánimo seremos incapaces de encontrar sentido a las situaciones que nos incomodan o molesta. La experimentación y la vivencia del bien llena a las persona de paz y de una felicidad que va más allá del estado de ánimo; las personas que aman de verdad son felices aunque sufran.

        Yo creo que lo que le pasa a la señora famosa es que sufre el síndrome de Peter Pan adolescente y sigue pensando, como muchos, que el amor se limita a sentir gusanitos en el estomago, a ir con una flor en la mano o a dar grititos.