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Porque la fidelidad está en el origen |
Prometo
serte fiel
Hace unos días asistí a una boda y me fijé en una frase que se dicen los novios: "prometo serte fiel". Esa es la afirmación que hombre y mujer se hacen al contraer matrimonio; no se dicen "prometo sentir siempre lo que siento ahora". Esta idea me parece nuclear para entender y construir un matrimonio. Prometer fidelidad es sinónimo de esperanza, de libertad, de querer querer al otro. Supone entregar incondicionalmente el futuro y construir juntos la historia. Lo que se siente es pasajero, cambia y en muchos casos no se es dueño de esas variaciones que dependen de factores externos. Se trata de una promesa imposible de cumplir, es más, me parece antihumana. ¿Cómo obligar a alguien a sentir lo que no siente? ¡qué absurdo! Sin embargo ser fiel es algo muy humano, muy natural y...... muy posible. Depende en gran medida de creerse capaz de cumplir y de pensar que, como afirmaba Chesterton, lo auténticamente romántico no es el enamoramiento y sus lunas de miel, sino la fidelidad a ese amor, aun por encima y más allá de emociones y sentimientos. "Resetear" el matrimonio ¿A quién no se le ha quedado "colgado" alguna vez el ordenador? Dicen que los usuarios de Mac no sufren cuelgues, inestabilidad u otros incidentes similares, pero quienes utilizamos Windows sabemos mucho sobre el uso de las famosa tríada de teclas ctrl+alt+supr para seguir adelante, o de tener que hacer un reset blando o incluso tener que formatear el disco duro para volver al origen. Al hilo de esta consideración pensaba en las veces que en el matrimonio nos quedamos colgados o congelados, aparentemente sin posibilidades de seguir adelante. En estos casos puede ser bueno plantearse la necesidad de un reset o un formateo para salir de una situación de inestabilidad. Resetear o formatear el disco duro, aún siendo soluciones distintas, tienen en común la vuelta a una situación anterior estable. Pienso que el simil puede ser útil para salir de muchas situaciones. Cuando se instale la inestabilidad, cuando se sufra un "cuelgue" y no se sepa qué hacer, puede servir hacer un reset a la relación, vencer egoísmos, aburrimientos y monotonías y volver al principio. Estabilizarse y lanzarse nuevamente a la aventura diaria del matrimonio. | |||||
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