¿Condenados a ser infieles?
Aníbal Cuevas
La felicidad de andar por casa
La felicidad de andar por casa
Aníbal Cuevas

 

 

 

En cualquier caso no estamos condicionados

        Son muchas las razones que hacen que considere que el ser humano es lo más grande de la Creación. Somos capaces de buscar y conocer el bien y de hacerlo, de conocer la verdad y progresar, de amar, de actuar libremente, de razonar, de pensar, de leer ....... Es verdad que existe la otra cara de la moneda y que precisamente la capacidad de conocer y actuar libremente hace que la elección del mal sea más perversa.

        Desde que finalizó la II guerra mundial la tendencia general en Occidente, y especialmente en Europa, es a considerar al género humano como una calamidad. Existe una marcada tendencia al pesimismo existencial y se ha sustituido lo propio del ser humano, que es la capacidad de asombro ante el bien, por el morbo y la tendencia a destacar lo negativo.

        Otro factor que se suma a esta visión negativa es la idea creciente del determinismo, cada vez se cree menos en la libertad de las personas y más en nuestra dependencia de factores genéticos. El tema que estoy tocando es tremendamente complicado y sólo lo quería utilizar para dar pie a lo que leo en un periódico "Un estudio concluye que los hombres son proclives a la monogamia cuando carecen de una variante de un gen que influye en el cerebro". Se trata de un estudio al que hay que dar la importancia que tiene, poca dada la complejidad del hombre. Si la mayoría de las personas estudiadas llevaban calcetines negros también se podría haber deducido que llevar calcetines negros aboca a la infidelidad.

        ¡Claro que la genética influye en las personas! mucho en lo que respecta a la dimensión biológica, bastante en lo concerniente a la intelectiva y mucho menos cuando nos referimos a la voluntad y a la capacidad de ser libres.

        La fidelidad, ya sea en el matrimonio, la amistad, el trabajo o la vida social, es una virtud y cómo tal puede ser desarrollada y vivida cada día, independientemente de la carga genética de cada cuál. Puede costar más o menos, pero todos la pueden vivir. Para quienes quieren justificar sus actuaciones infieles les puede servir de engaño creer que están determinados.

        Cuando somos capaces de conocer el bien y el mal estamos abocados a elegir y ningún gen, entiéndase que me refiero a personas normales, puede condicionar o justificar la elección del mal. Obviamente todo esto les resbala a los relativistas y mediocres pero ahí queda.