Cuando la intimidad se reduce a la cama
Aníbal Cuevas
La felicidad de andar por casa
La felicidad de andar por casa
Aníbal Cuevas

 

Es mucho más

        Según afirmaba un Juez de Familia recientemente, el que muchas parejas no se aguantan ocurre cuando la conforman personas que son grandes desconocidas y cuyas esferas de intimidad se reducen al contacto sexual.

        Este es uno de los motivos de tanto fracaso, hay demasiados matrimonios que, una vez pasada la época de las sensaciones placenteras, parecen una agencia de gestión, sus conversaciones se limitan a hablar de recibos bancarios, de los programas de televisión, de los problemas de otros y, eso sí, de vez en cuando un desahogo en la cama.

        Con este cuadro es imposible construir un matrimonio. Se trata en el mejor de los casos de una mera convivencia. No es extraño por tanto que con este cuadro, en cuanto la ley permite el divorcio por 400 euros estos se disparen.

        El matrimonio es algo mucho más grande, más sublime, más humano y por eso nunca podrá ser equiparado a una mera relación de convivencia por muchas leyes que se aprueben. Casarse supone comenzar una nueva vida basada en algo mucho más consistente que el enamoramiento o el sexo, piezas importantes sin duda. Hay que conjugar el compromiso, la entrega, las ilusiones y las luchas internas por ser mejores y por querer mejor, no sólo al principio sino cada día y siempre.

        Reducir la esfera de intimidad entre dos personas a la cama tiene otro nombre.