Diagnóstico del matrimonio
Aníbal Cuevas
La felicidad de andar por casa
La felicidad de andar por casa
Aníbal Cuevas

 

 

 

Hacer un buen diagnóstico

        No tengo conocimientos de medicina, pero el sentido común me indica que para poder curar una enfermedad hace falta hacer un buen diagnóstico. Actuar dejándose llevar sólo por los síntomas o por lo que quiere el paciente, puede llevar al enfermo a un final catastrófico.

        Las escuelas de negocio transmiten la importancia de la "toma de decisiones" y facilitan herramientas para intentar tomar siempre la mejor. Para tomar una decisión hace falta un estudio serio y profundo adaptado a la naturaleza e importancia de la decisión a tomar.

        En ninguna de las dos situaciones que he planteado, medicina y empresa, se le ocurriría a nadie sensato tomar una decisión de manera superficial dejándose llevar, por ejemplo, por los sentimientos o las corrientes de opinión dominantes en la sociedad.

        Pienso que hasta aquí puede haber un acuerdo bastante generalizado. El dolor y la fiebre son síntomas de que algo marcha mal. Es cierto que muchas veces el tratamiento consiste simplemente en atacar los síntomas, pero esto sólo se debe hacer cuando la enfermedad ha sido diagnosticada y es "benigna" y pasajera. El dolor y la fiebre pueden ser síntomas de una enfermedad grave y por ello no bastará con aliviarlos sino que habrá que ir a la raíz del mal.

        Me sirve este símil para abordar la denominada crisis del matrimonio y la familia. Es un hecho incuestionable que está aumentando el número de divorcios, que disminuye el número de matrimonios y aumenta el de las relaciones de hecho, que se tienen menos hijos, que se está menos tiempo en casa y más en el trabajo.

        Afirmar esto es sencillamente constatar que existen una serie de síntomas alrededor de la familia que nos llevan a poder afirmar que hay un problema, que las cosas no están yendo bien. Como en el caso de la enfermedad, se puede optar por intentar atajar los síntomas: liberalizando el divorcio, igualando el matrimonio con otros tipos de convivencia, dando una propina de 2.500 euros por tener un hijo, aumentando el número de guarderías y el horario de escuelas abiertas para que los padres puedan estar más tiempo en el trabajo, seguirán estando poco en casa. O se puede dar un paso más olvidando prejuicios ideológicos y sociales y buscar el origen real de las crisis para intentar solucionarlas o, mejor, prevenirlas.

El secreto es el amor

        Pensemos qué es lo que caracteriza al matrimonio y la familia, no pensemos en matrimonios o familias concretas y conocidos sino en la idea, el concepto. El matrimonio y la familia es aquel lugar donde alguien nos espera más allá de fracasos y temores humanos. En la familia somos queridos y aceptados independientemente de lo que hagamos o seamos. Somos queridos y queremos de manera incondicional y es ahí dónde experimentamos lo liberador y grande que es el amor verdadero. Nadie nos ama y acepta como el cónyuge, prometo amarte en lo bueno y en lo malo, en la salud y en la enfermedad, todos los días de mi vida; nuestros padres o nuestros hijos.

        Las estadísticas muestran un año tras otro que la gran mayoría de personas sitúan la familia como lo más querido, lo que les hace más felices. Pongan en el buscador de google las palabras "encuesta familia y felicidad" y verán el resultado.

        Pero es que, independientemente de encuestas, la familia constituye el lugar ideal para que se den elementos tan fundamentales de la vida humana como son la fidelidad, la disponibilidad y la confianza. Quienes mejor pueden educar a los hijos son los padres, y no porque estén mejor o peor preparados sino porque les aman de manera incondicional. La base que necesita el ser humano para crecer y desarrollarse es la seguridad de saberse aceptado, querido y exigido.

        La unión y el amor incondicional de un hombre y una mujer es tan fuerte que genera vida y no hay nada que de tanta seguridad como el saber que existes por amor, que no eres un verso suelto, que no apareciste de repente. Es cierto que hay personas que no han experimentado esto, pero se puede afirmar sin duda que el corazón humano lo añora.

Importancia de lo coyuntural

        Lo fundamental en el matrimonio son la entrega, el amor, la relación de personas. Asuntos como los roles de marido y mujer, trabajar en casa o fuera y tantos otros, son aspectos coyunturales que, como ya se ha señalado, no afectan al fundamento ya que de hecho pueden variar con el paso del tiempo. Lo que nunca cambia es lo radical: el amor y la entrega al otro.

        El origen de los fracasos matrimoniales, de la violencia doméstica, de los desencuentros, del bajo número de niños y de tantas otras calamidades no está en lo coyuntural sino en la dificultad del hombre actual para establecer relaciones personales y estables.

        El diagnóstico sobre la enfermedad que afecta al matrimonio y la familia se sitúa en el ámbito personal, en lo que algunos han denominado individualismo atomista. Es este virus el causante de la enfermedad, y los síntomas los mencionados en el párrafo anterior.

        Sólo rompiendo el caparazón del individualismo existe una posibilidad real de responder para poder así curar la enfermedad. Es necesaria una apertura a la verdad original que nos aporta la relación con otras personas. Es fundamental "volver en sí" y fomentar la esperanza de que existe un lugar donde identificarse como hijo y no como siervo al que se le valora por una simple función que realiza.

        La cura de la enfermedad pasa por creer que lo mejor es posible y que está por llegar, que no todo vale lo mismo y que merece la pena darse por amor.