Mi autonomía: "¡Yo solo!"
"Enseñarás a volar, pero no volaran tu vuelo.
Enseñaras a soñar, pero no soñaran tu sueño.
Enseñaras a vivir, pero no vivirán tu vida.
De toda manera, en cada vuelo,
en cada sueño, en cada vida,
perdurará para siempre el camino enseñado"
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Teresa de Calcuta
Victoria Cardona VIDA DE FAMILIA
Conciliar la vida familiar
Victoria Cardona

 

 

 

 

Encima pero sin agobiar

        "¡Yo solo, yo solo!", reclama nuestro retoño... Hace oposición, quiere libertad. ¡Bienvenida esta petición! Pero atención, porque tanto las iniciativas como el estado de ánimo de nuestros hijos, pueden quedar mermados si somos padres demasiado protectores.

        No nos alarmemos, encontraremos soluciones. No cortemos su iniciativa cuando la piden en su etapa infantil. Padres y madres, especialmente los primerizos, están angustiados con problemas como el momento de la hora para comer. Muchas veces se quiere ir con prisas, y se intenta meter por la fuerza la cuchara en la boca de la criatura como cuando le dábamos el biberón, y no es lo mismo; él quiere coger la cuchara y no se le deja hacer. Pasa lo mismo a la hora de levantarse... ay, ¡que llegaremos tarde!; y tu hijo se ha enfadado porque no le dejas acabar de ponerse los calcetines el solo. ¡Ya está armada!

        Os cuento la vivencia de una amiga: "cada vez que le quería dar a mi hija de diez meses un Petit Suisse, dividía delante suyo el envase doble y le daba uno; entonces se ponía a berrear. Un día le puse encima de la mesilla de la trona los dos recipientes unidos, una cucharilla y salí para observarla sin que me viera. La pequeña dudó un momento, destapó uno y se lo comió. Después de otro momento de duda, dio un giro al recipiente e hizo lo mismo con el otro. Un éxito total: ni chillidos, ni llanto. Y yo feliz: mi hija era autónoma con los postres y verifiqué que me había equivocado... me tocaba ir rectificando; no era necesario que le impusiera la forma de colocar los recipientes para comérselos."

        Normalmente decimos: "¡déjalo, ya te lo hago yo!". Sí, sí... ya lo sé que nosotros lo hacemos mejor y más rápido que ellos, o así lo creemos. Si les dejamos actuar, es probable que, pronto, nos ganen en muchos terrenos. Recordemos sólo los arañazos en sus piernas cuando empezó a ir sin las ruedecillas en la bici; poco después ya iba más seguro que los padres.

        ¡Animo, pues!

        Cariño y acompañamiento sí. Proteccionismo y recortes a su incipiente iniciativa, no.