Paddy, una de las estrellas de The Kelly Family, es hoy monje en Francia

Pady en el centro con gorra
"¿Cuál es el sentido de mi vida? ¿Cuál mi destino en la tierra?" Estas son las preguntas que resonaban en la mente de Paddy Kelly antes de entregarse a Dios en un monasterio francés. Cantante, guitarrista, pianista y compositor, ídolo de millones de adolescentes en los 90, dejó el éxito, su familia y su novia por seguir los planes de Dios.
Lourdes García Trigo.
Excelencia Literaria. Alba
Los Primeros Cristianos

        Cuando Paddy cumplió tres años, su familia entraba en el mundo de la música por la puerta grande: su primer single era número uno en Holanda y Bélgica, y había alcanzado el número quince en Alemania. Los Kelly Kids recorría toda Europa en su propio autobús.

        Un año más tarde, la madre de Paddy moría tras una rápida enfermedad. Los primeros fans temieron no volver a ver a los Kelly sobre los escenarios, pero lejos de dejarse llevar por la pena, siguieron el consejo de su madre: "No dejéis de cantar". Paddy, con apenas cinco años, ahogaba las lágrimas mientras entonaba frente al público la canción preferida de su madre (en YouTube se encuentran videos conmovedores).

        Tras el triunfo arrollador en Europa, viajaron por Estados Unidos para promocionar sus canciones. Más tarde crearon su propia discográfica. Todo quedaba en familia: Kathy se encarga de los vestuarios, John de la producción, Jimmy de los arreglos musicales… En la misma década compraron un barco, el Sean O´Kelley, y alternaron su residencia entre un castillo medieval en Alemania y el mar. Parecía que disfrutaban de un éxito imparable: abarrotaban estadios de fútbol en sus conciertos, acumulaban hasta cuarenta y ocho discos de platino…

Al borde del suicidio

        A principios de los 90, Daniel, el padre del clan, se retiró de los escenarios por una parálisis que afectó a la mitad de su cuerpo. En pocos años, otra de las hermanas tuvo también que abandonar la formación musical a causa de otra enfermedad. Paddy había crecido, estaba dotado de una voz maravillosa y le acompañaba un físico que volvía locas a las adolescentes. Los discos le proporcionaban cantidades ingentes de dinero, sus fotos llenaban las portadas de las revistas y no podía salir a la calle sin guardaespaldas. Sin embargo, bajo su sonrisa encantadora se escondía una profunda depresión que lo empujó al borde del suicidio.

        "No sabía cuál era la razón de mi vida: la música no me llenaba; el dinero tampoco. Ni siquiera la fama. No encontraba sentido a las cosas. Entonces decidí acabar para siempre". Paddy se estremece al relatar aquel episodio. Se subió a la ventana y miró hacia abajo. "Cuando estaba a punto de lanzarme al vacío, oí claramente la voz de Dios en mi interior. Me aparté de la ventana y comencé a llorar".

        Paddy ni siquiera imaginaba lo mucho que iba a cambiar su vida tras aquel incidente. Comenzó a buscar una respuesta en distintas religiones. Se acercó al budismo y leyó el Corán. Entonces conoció a un sacerdote que vivía cerca del castillo. A través de largas conversaciones con él, recuperó una fe que creía olvidada. Poco después le rogó que le confesara: "Había hecho cosas malas de las que estaba arrepentido y necesitaba pedir perdón a Dios".

Sus fans, en contra

        En 1999 visitó el Santuario de Lourdes. Lo que al principió juzgó como un lugar para enfermos y abuelas, le cautivó. Se sorprendió cuando, entre los grupos de enfermos y "pelos grises" –como él llama a los ancianos– encontró también jóvenes como él, amantes del rock, del cine y la televisión… Ellos le enseñaron a hacer oración, a contarle todo a Dios sin miedo. "Yo estaba bautizado, pero no sabía que los hombres podemos hablar a Dios con tanta confianza". Se compró un rosario y comenzó a leer el Evangelio todos los días. Al mismo tiempo, proseguía su carrera musical, grabando incluso algún disco en solitario.

        En el verano de 2000, la enfermedad de su hermana empujó a toda la familia Kelly a peregrinar hasta Medjugorje, una aldea bosnia. Dicen que la Virgen se aparece allí desde 1981. Como en Lourdes, son varios los enfermos que han recibido el don de la curación. Allí entró en contacto con la orden de San Juan. Paddy reconoce que, gracias a aquel viaje, sus hermanos también reencontraron a Dios: "Uno de ellos ha vivido un tiempo en un monasterio; otra pensó hacerse monja: pero ambos están ahora casados y tienen niños. Su fe sigue siendo fuerte".

        Los jóvenes de toda Europa que acudieron, el verano de 2008, al encuentro que se organiza en Medjugorje, pudieron ver a The Kelly Family cantar a la Virgen. Paddy narró, frente a los peregrinos, cómo encontró por fin su vocación: "Estaba haciendo oración y, de repente, entendí que quería pertenecer sólo a Jesús, dedicar mi vida entera a Él. No quería otra cosa".

        En 2004 ingresó como novicio en el monasterio de Burgundy, en Francia. Sus fans lo lamentan en sus blogs: "Se ha cortado la melena, viste con un horrible hábito gris y estudia teología". Él reconoce que tampoco fue fácil: "Lo más duro fue despedirme de mi familia y de mi novia. Ella me animó a que me uniera a Jesús si allí se encontraba mi felicidad". Ahora Paddy proclama a los jóvenes un mensaje que recuerda al que tantas veces repitió Juan Pablo II: "Jóvenes, sed los santos del nuevo milenio: ¡no tengáis miedo!".

"Sólo sé que es muy feliz"

        The Kelly Family lleva sin lanzar un disco desde su último recopilatorio, en 2006. Dan Kelly murió en el verano de 2002. John canta ahora junto a su esposa, Maite Itoiz, y tres de los hermanos se han retirado temporalmente para dedicarse a su familia y a sus hijos. Pero todo el mundo recuerda sus canciones e Internet está repleto de chats en los que se pide información sobre sus conciertos. Sobre todo, nadie olvida a Paddy en los escenarios. En uno de los últimos recitales, Kathy Kelly se dirigió al público antes de cantar An Angel, la canción preferida de su hermano: "Rezad por él. Me preguntáis si volverá a cantar algún día; no lo sé. Sólo os puedo decir que es muy feliz".