I. INTRODUCCIÓN.
LA VULNERABILIDAD DEL MENOR I
José Javier Castilla
notario

ÍNDICE

I. INTRODUCCIÓN:

A modo de exposición de motivos

II. UNA VISIÓN OPTIMISTA.

III.- EL ESTADO REAL DE LA CUESTIÓN:

1.- EL MENOR MÍNIMO:
A).- EL ABORTO:
1.- Inicio de la vida humana.
2.- El llamado "preembrión".
3.- Dimensión cuantitativa del holocausto.
4.- Etiología del fenómeno.
5.- El proyecto de ley de plazos.
6.- La ley valenciana de protección a la maternidad

B).- REPRODUCCIÓN ARTIFICIAL:
1.- La privación de la familia biológica: el anonimato de donante.
2.- La descontextualización cronológico- biográfica.
3.- La manipulación genética y la clonación terapeútica.

2.- EL MENOR PREADOLESCENTE:
A).- EL DIVORCIO:
1.- Efectos traumáticos.
2.- Efecto didáctico.
3.- El llamado "divorcio exprés".

B).- EDUCACIÓN PARA LA CIUDADANÍA:
1.- La Educación:
a).- Aproximación al concepto.
b).- Conexión con la vulnerabilidad del menor.
2.- La asignatura de E.P.C.
a).- Antecedentes en la Unión Europea.
b).- En España:
1.- Marco constitucional y su interpretación autorizada
2.- La normativa vigente.
3.- Los contenidos mínimos regulados en E.P.C.
4.- El debate autonómico y judicial.
5.- Fundamento ideológico de E.P.C. en España.
6.- Conclusiones.

C).- PROGRAMACIÓN EN TV.:
1.- Marco normativo:
a).- En el ámbito de la Unión Europea
b).- En España:
- plano constitucional.
- desarrollo normativo: legislativo y pactado.
2.- La realidad constatable:
a).- sexo.
b).- comportamiento social.
c).- violencia.
d).- temas conflictivos.
3.- Conclusiones.

3.- EL MENOR ADOLESCENTE:
A).- LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS:
a).- El videojuego.
b).- El móvil.
c).- Internet: las redes sociales:
- origen.
- expansión.
- modos de uso relacionales.
d).- ¿Control paterno?
e).- Régimen jurídico

B).- SEXO, ALCOHOL Y DROGAS:
1.- Sexo:
- Antecedentes.
- La ideología de género.
2.- Alcohol:
a).- Los efectos.
b).- Las causas.
c).- La realidad sociológica.
3.- Drogas ilegales:
- Concepto de droga y punibilidad en España.
- Clases de drogas y sus efectos respectivos:
a).- Efectos buscados.
b).- Efectos no deseados.
- ¿Drogas blandas? El cannabis.
- Realidad sociológica.
- Factores de riesgo y de protección.
- Conclusiones:
4.- Políticas familiares y públicas en relación con dicha realidad.

4.- EL PORCENTAJE GENERACIONAL OCULTO.

El adolescente y sus retos: la aventura de hacerse mayor

 

 

Su especial sensibilidad

I.- INTRODUCCIÓN.

        La vulnerabilidad es consustancial al hombre. Somos esencialmente vulnerables. El simple transcurso del tiempo nos vulnera avejetándonos, hasta la muerte inexorable. Pero es que todo nuestro diseño antropológico, tanto corporal como anímico o psicológico, conlleva vulnerabilidad en cada una de sus condiciones de vida y desarrollo biográfico. Basta pensar en cualquiera de las funciones que constituyen nuestra normalidad diaria, para percatarse de la infinidad de fuentes de vulnerabilidad a las que está permanentemente expuesto el ser humano. Hasta el punto de que este tipo de reflexión puede provocar cierta ansiedad en quien la realiza, ya que le hace percatarse de la increíble conjunción de circunstancias favorables, que uno sólo de un modo muy relativo y limitado controla, necesarias para vivir simplemente una vida normal de adulto.

        Pues bien, dentro del marco de la vulnerabilidad genérica del ser humano, la vulnerabilidad específica del menor, supone un salto cualitativo, de cuyo tratamiento vamos a ocuparnos en las próximas páginas. Este salto cualitativo a una mayor vulnerabilidad, tiene un marco propio: el desarrollo del menor hasta la adultez y una institución natural de protección a dicho desarrollo: la familia [1] . El ser humano, por naturaleza, es engendrado en el seno de la familia, con la cooperación biológica de padre y madre,  y su desarrollo viene determinado por una enorme dependencia de la madre en los primeros estadios de su crecimiento  y una mantenida dependencia del contexto familiar de padre y madre, hermanos y parientes, en los siguientes años, para gradualmente ir haciendo tránsito a una sociabilidad  y desarrollo mayores, con una regresión progresiva de la dependencia, sin que esta desaparezca nunca totalmente, ya que su naturaleza relacional-familiar le lleva a vivir siempre en el ámbito de un núcleo familiar, que evoluciona pero se mantiene.

En su desarrollo

        La  vulnerabilidad del menor  está directamente relacionada con la característica  específica que le permite desarrollarse hasta la adultez: la plasticidad receptiva de que la propia naturaleza dota al  menor, de modo que  éste, además de su propio desarrollo orgánico endógeno, asimila de su entorno los afectos y aprendizajes necesarios para su maduración. Para bien y para mal, todo menor, por el mero hecho de serlo, es  sumamente permeable a las influencias, ejemplos, afectos o  desafectos, carencias, etc. que se producen en su entorno,  todo ello en conmixtión profunda con su creciente conciencia y  libertad, a medida que se van produciendo las distintas etapas de su desarrollo. Incluso las características innatas o genéticas de una persona se van modulando, al interaccionar con el ambiente que le rodea, de modo que los genetistas, más que de un fenotipo  fijo e inmutable, hablan de una realidad epigenética, esto es, abierta y  caracterizada por la plasticidad de la que hablábamos. [2]

        Las condiciones ideales de desarrollo para un menor, en sus distintas etapas, son cambiantes en relación con las características de naturaleza y crianza, herencia y ambiente, período crítico o único de algunos aprendizajes, períodos sensibles u óptimos para algunos otros [3] ,  de sus potencialidades y limitaciones  congénitas y de las características del mismo tipo de las personas y demás circunstancias  de su entorno, por lo que no puede hacerse una descripción única de  las mismas, pero sí tienen unos denominadores comunes suficientemente ilustrativos, que resultan imprescindibles para orientarnos sobre el grado de proximidad o alejamiento respecto de los mismos, que una determinada situación personal, familiar o social pueda suponer para un determinado menor. [4] Estos denominadores comunes, en un nivel de simple enunciado, pero suficientemente descriptivos del contenido de la expresión "el interés del menor", son:

Diversos ámbitos

        1.- En el orden material, unos mínimos de alimentación, sanidad e higiene, vestido, calzado, alojamiento y respeto a su integridad física.

        2.- En el orden afectivo: respeto a su integridad afectiva, apego seguro afectivo [5] , estabilidad y durabilidad afectiva [6] , disciplina autoritativa, ni autoritaria, ni  laxa [7] .

        3.- En el orden relacional [8] : una progresiva integración de su naturaleza social [9] , primeramente en el contexto familiar y simultánea y progresivamente en los contextos escolar, deportivo, social, cultural y religioso, con especial atención a su formación en el trato a las personas del mismo y del otro sexo.

        4.-  En el orden moral e intelectual,  la formación humana en virtudes y valores, en consonancia y coherencia con  el desarrollo progresivo de su libertad, con los principios, valores y creencias de su entorno familiar y social, y  la instrucción en  conocimientos apropiada a la edad y  talentos del menor.

        5.- En el orden  deportivo y de ocio: la posibilidad de desarrollar aprendizajes adecuados a sus potencialidades, que le permitan un ocio activo y sano, restaurador de fuerzas, complementario de actividades profesionales, ocasión de un desarrollo equilibrado de su personalidad y que optimice su integración social, sin que ello suponga un pretexto para la desatención por parte de los adultos responsables de su cuidado, ni un solapamiento de actividades extraescolares que le suponga una adicional fuente de estrés.

De especial importancia

        En todas las facetas indicadas, son importantísimos los  modelos adultos de aprendizaje, coherentes con los valores que se pretenden transmitir y una progresiva autonomía del menor en cada una de ellas,  coordinada por las personas de su familia responsables de su cuidado y adecuada a su nivel de desarrollo.

        De los apartados enunciados, quizás los más determinantes de un desarrollo equilibrado y optimizado de las potencialidades del menor sean, por este orden, el orden afectivo y el relacional. El orden material viene dado más como un nivel de mínimos, que de optimización  de desarrollo y los órdenes cultural, intelectual y deportivo, aun siendo muy relevantes en cuanto al tiempo dedicado a los mismos y  a las consecuencias que, en orden a la ubicación futura del menor en la sociedad, hayan de tener, en cambio, en lo referente al desarrollo equilibrado de su personalidad,  aparecen  claramente en un segundo plano respecto de los  apuntados.

        La vulnerabilidad del menor tiene, por tanto, como campo específico, el correspondiente a estos apartados en que se produce su desarrollo y habrá de estudiarse en relación a todos ellos, de modo que solamente será adecuado a un óptimo desarrollo del menor, aquel entorno en el que se cumplan niveles aceptables, desde la perspectiva del interés del menor, en todos ellos, siendo de aplicación al caso el aforismo "bonum ex íntegra causa, malum ex quocumque defectu".

En formación permanente

A modo de Exposición de motivos:

        ¿Porqué ocuparse de la vulnerabilidad del menor de un modo específico? Sin duda son muchas las razones que pueden llevar a esta decisión pero, en mi caso, la cosa ocurrió así: Hace algunos años se me pidió que me ocupara del capítulo "La persona física", en las "Instituciones" que publicó el Consejo General del Notariado, lo que se tradujo en el ensayo que, con dicho título, fue publicado en su momento [10] . Posteriormente, las modificaciones legislativas del año 2005, en sede de matrimonio y familia, me llevaron a sentir la necesidad de formarme en el estudio de dichas instituciones, desde una perspectiva interdisciplinar, no solamente jurídica, que me permitiera afrontar la realización de trabajos de investigación y doctrinales sobre las mismas, con una visión más polifacética, práctica y completa. Esto se tradujo en  el máster del ICF [11] que, durante dos años y con treinta y seis asignaturas, contribuyó a completar mi formación en estas materias, especialmente en las facetas no jurídicas, pero sumamente relevantes, del matrimonio y la familia. Fruto de esta visión  interdisciplinar del fenómeno familiar fue el ensayo "Modelos de Familia", que vio la luz en el primer semestre de 2007, coincidiendo con el final del máster [12] .

Con cierto orden

        El trabajo que ahora me propongo afrontar es el fruto de una reflexión derivada de los dos anteriores mencionados. En efecto, el denominador común,  en ambos casos, es que la gran víctima de las iniciativas legislativas, en un caso referidas a la persona individual, en otro al matrimonio, es el menor. El que podríamos llamar "menor mínimo" o intrauterino, en el primero  y el menor hijo de familia desestructurada, en el segundo. Me resultó especialmente alarmante el hecho de que  esta coincidencia parecía no agotarse en los dos supuestos objeto de estudio y el hecho, no por obvio menos motivador, de que los menores, por su propia condición de tales, no tomarían nunca una iniciativa de defensa de sus intereses, por lo  que nos correspondía hacerlo a  quienes, teniendo conciencia de esta realidad, superáramos la innegable pereza que supone el lanzarse a semejante aventura .

        En vista de ello, hace ya algunos meses, comencé  a recabar información sobre otros campos de  riesgo para los menores en su  vulnerabilidad específica. No hizo falta un gran esfuerzo para ir detectando otros supuestos en los que se daban estas circunstancias: normativas sobre reproducción artificial, programación y publicidad en televisión, educación para la ciudadanía, redes sociales en Internet, algunos videojuegos, sexo, alcohol y drogas, pederastia,  esclavitud infantil que conlleva las aberraciones de los niños soldados en África, los esclavos sexuales o laborales en diversas partes del mundo, etc. Acotar y tratar una parte de este vastísimo campo de trabajo, con un mínimo de sistemática y con una finalidad didáctica y práctica, reflexionar sobre las causas y aportar  posibles soluciones o líneas de comportamiento que supongan una mejora, es el objetivo del presente trabajo.

[1] .-  En realidad el desarrollo humano no se agota en la edad adulta. Como señala  GRACE J. CRAIG en su  "Desarrollo psicológico" Pearson Educación, México, 2001, pag. 5: "El desarrollo comienza con la concepción y se prolonga durante toda la vida; de manera arbitraria, a veces lo dividimos en etapas para contar con puntos de referencia. Pero el ciclo vital toma tantos derroteros como personas hay en el mundo."

[2]   Natalia López Moratalla. y María José Iraburu Elizalde  "Los quince primeros días de una vida humana" Eunsa. 2004, pag. 20, donde dicen: "Por ello, para predecir cómo será el fenotipo de un individuo no bastaría con conocer las peculiaridades propias del mensaje genético heredado, ni con saber  cual ha sido la influencia del entorno materno, o la alimentación, etc. Ambos factores son necesarios y es la interacción dinámica de ambos la responsable del fenotipo final del individuo"

[3] GRACE J. CRAIG  ob. cit. pag.9 y ss.

[4] PEDRO JUAN VILADRICH "La familia" Documento presentado en Madrid  el 26 de noviembre de 1994, pag. 59: insiste en la función de la familia en la socialización ideal del niño, del adolescente y de los jóvenes y los altísimos índices de acuerdo que las encuestas evidencian en este tema, no solamente en nuestro país, sino en todo el mundo. LEONARDO POLO "La persona  humana y su crecimiento" Eunsa  1996 pag. 134 señala como postulado  elemental de la educación la permanente posibilidad de mejora del educando.

[5] Son innumerables los autores en los que puede verse recogida,  de un modo u otro, esta coordenada afectiva, en sus distintas facetas. Por todos, en lo que se refiere al apego afectivo, AQUILINO POLAINO, ARACELI DEL POZO "El desarrollo de la personalidad en el niño y adolescente" Ediciones Rialp, 2003 pag. 56 oponen el apego afectivo seguro, que define el primero como  "vinculación afectiva, estable y consistente entre un niño y sus cuidadores, como resultado de la interacción entre ambos" por razón de la calidad del mismo, al apego inseguro evitativo, el apego inseguro resistente o el apego ansioso –deseorganizado-desorientado.

[6] Sobre la enorme importancia de la estabilidad afectiva en el desarrollo del menor, insistieremos a lo largo del presente trabajo y a esa parte del mismo nos remitimos en cuanto a los  apoyos doctrinales.

[7] DIANA BAUMRIND,  en su trabajo, publicado en 1968, sobre los estilos en el control parental, distingue: padres autoritarios, muy exigentes y poco sensibles, padres autoritativos, exigentes y sensibles y padres permisivos, poco exigentes y muy sensibles. De los tres estilos  educativos, sin duda el segundo es  el más adecuado al desarrollo óptimo del menor.

[8] LEONARDO POLO "Antropología trascendental" Tomo I La persona humana, Eunsa, 1999, pag. 89: "Es inútil frormular un concepto de persona. Insisto, es preciso darse cuenta de que la persona no es universal porque, en virtud de su coexistir, el uno no es superior a ella. Una sola persona es abosultamente imposible"; pag. 92: "Coexistir es característico de la persona… no tiene sentido una persona única… ; pag. 118: "la persona es intimidad abierta… persona humana significa alcanzar a co-ser. Alcanzar a co-ser denota acompañamiento, no término…"

                En análogo sentido EDITH STEIN "Ser finito y ser eterno" México ,1994: pag. 245: "El individuo humano aislado es una abstracción. Su existencia es existencia en un mundo, su vida es en común. Y estas no son relaciones externas que se añadan a un ser que ya existe en sí mismo y por sí mismo, sino que su inclusión en un todo mayor pertenece a la esctructura misma del hombre"

[9] Las fases de esta integración han sido sistematizadas por los psicólogos de diferentes maneras:

a).- Atendiendo al desarrollo de la personalidad propiamente dicha podemos acotar, siguiendo a  GORDON A. ALLPORT "Personality: a psychological interpretation" New Cork 1937, traducción de Javier Cabanyes . I.C.F., el "proprium" que es la  imagen que cada uno va construyendo de sí mismo a lo largo de su desarrollo personal, que integra lo que es, lo que le gustaría ser y lo que debería ser. Tiene siete funciones que van apareciendo gradualmente:: 1.- percepción de la realidad corporal, en los dos primeros años ; 2.- La identidad, en este mismo plazo,  que nos hace conscientes de un pasado, presente y futuro,; 3.-  La autoestima entre el segundo y cuarto año, muy importante en el progresivo desarrollo de las competencias personales  ya que hace al niño autónomo y con capacidad de incidir en el ambiente;  4.- La extensión del yo, entre los cuatro y los seis años que jerarquiza el entonro de personas que le rodean en el tipo de adhesión e interés que cada una supone al menor; 5.- Imagen de si mismo, entre los cuatro y los seis años, sobre cómo los demás nos valoran; 6.- Racionalidad,  entre los seis y doce años que lo hace solucionador de problemas, capaz de encontrar alternativas a los obstáculos que encuentra y 7.- Sí mismo intencional, a partir de los doce años, que constituye la orientación del comportamiento hacia unos objetivos. Supone el tránsito del nivel infantil, en el que solamente hay deseos, la adolescencia en que se inician de modo genérico y poco definido y la etapa adulta.

b).-  Fijándonos en  la evolución de la racionalidad del menor podemos distinguir, siguiendo a  PIAGET, citado por  CRAIG, en  ob. cit. pag. 36, las cuatro etapas del desarrollo cognoscitivo del menor: 1.-  Etapa sensoriomotora, del nacimiento a los dos años,  en que la inteligencia se basa en los sentidos y el movimiento corporal. 2.- Etapa preoperacional, de los dos a los siete años, lenguaje en la comunicación , sin teorías globales ni generalizaciones sobre clases de objeto, sino que se sirve de su experiencia diaria para crear conocimientos específicos. 3.- Etapa de las operaciones concretas, de los siete a los once o doce años,  comienza el uso de razón y la capacidad de clasificar, pero sin abstracciones. 4.- Etapa de las operaciones formales, de los doce años en adelante,  puede aplicar soluciones lógicas a los conceptos concretos y abstractos, pensar en forma sistemática, hacer proyecciones de futuro. Su pensamiento deja ya de estar ligado a objetos ni a hechos físicos.

En realidad podrían multiplicarse las clasificaciones y, de hecho, son casi tan abundantes como los investigadores...( a título enunciativo, podemos citar la teoría del ciclo vital de  ERIK ERIKSON,  la aproximación de los rasgos de RAYMOND CATELL, la aproximación humanista de ABRAHAN MASLOW o de CARL ROGERS,  la aproximación cognoscitiva de GEORGE KELLY, la aproximación conductual de  B.F. SKINNER, la aproximación del aprendizaje social  de ALBERT BANDURA o JULIAN ROTTER etc.).

Lo que evidencia esta enorme variedad de teorías sobre la personalidad y el desarrollo psicológico de la persona, es que el potencial biográfico de la persona es prácticamente ilimitado. Por ello existen tantas teorías como investigadores y si uno se aproxima a cualquiera de ellas confirma que, cada una, tiene su parcelita de verdad analizada, sistematizada, de algún modo descubierta o puesta de manifiesto. Lo que también se evidencia es que ninguna de ellas resulta omnicomprensiva. Esto último conviene tenerlo muy en cuenta  al tratar el tema de la vulnerabilidad del menor, ya que el campo de operaciones en el que nos movemos es el de las posibilidades de evolución biográfica de una persona, esto es, un campo por definición inabarcable, aunque ello no nos debe hacer renunciar al esfuerzo de dar un poquito de luz sobre la realidad de los daños al  mismo inferidos, de la que pueda sacarse alguna consecuencia  de mejora.

[10] Instituciones de Derecho Privado, Editorial Cívitas. 2003, Tomo I, Vol. 2º Personas, pag. 16 a 106.

[11] Instituto de Ciencias para la Familia en la Universidad de Navarra.

[12] Este ensayo fue publicado en el Libro homenaje a Don Juan  Francisco Delgado De Miguel, editado por Cívitas, 2007, pags. 310 y ss.. También fue publicado, como monografía separada , por la revista "Empresa y Humanismo". Cuaderno 102, febrero de 2008.