Padres: “¡qué bien se pasa leyendo
cuentos a los hijos!”

Rafael Lopez Carrillo www.PiensaunPoco.com

Reclama su cuento         Soy un padre de familia y también un gran aficionado a la lectura, siempre tengo un libro entre las manos y aprovecho cualquier oportunidad para leer (en casa, el autobús, una sala de espera, etc.).

        Siempre he pensado que los libros son una fuente inagotable de conocimiento y de placer y es algo que intento inculcar a mis hijos aunque hoy día no es tarea fácil.

        Con mi hija pequeña de 6 años, he cogido la costumbre de leerle un cuento todas las noches antes de dormir y le gusta tanto que el día que no estoy en casa a esa hora, Eva, que así se llama, reclama su cuento a cualquiera que circule por casa.

Los críos: enorme expectación

        El otro día, supongo que como consecuencia de algún comentario de la niña en clase, me llamaron de su colegio para proponerme que fuera a leerles un cuento a las niñas de primero y segundo de Primaria, por supuesto acepté.

        Allí me presenté el día acordado a las 4 de la tarde con un grueso volumen de cuentos de Perrault debajo del brazo sin saber a ciencia cierta como reaccionaría mi jovencísimo auditorio. Enseguida me percaté que la expectación era enorme, se palpaba una gran excitación en el aula y por supuesto mi hija se sentía la reina de la fiesta.

        Comencé a hablar y después de una pequeña introducción en la que les expliqué quién era el autor del cuento y en qué época había vivido, inicié la narración en medio de un gran silencio.

¡Cuidado con el mercado!

        Pronto empezaron a alzarse manos para preguntar sobre esto o aquello produciéndose una espontánea participación sobre lo que les estaba contando. Era increíble la avidez de las niñas por saber más detalles, lo que me obligaba a inventar sobre la marcha nuevos matices que en el cuento no aparecían. Una vez concluida la lectura me pidieron, como a los cantantes, que les leyera otro y así lo hice con el beneplácito de las profesoras y si no fuera porque sonó el timbre indicando que la clase había terminado todavía me veo allí narrando nuevas historias.

        Reconozco que ha sido para mí una experiencia que no se me olvidará y que confirma algo que siempre he pensado y es que a los niños sólo hay que darles la oportunidad de acercarse a la ficción, al arte, a la cultura. Solemos confundir sus deseos con lo que nos impone el mercado y, sin embargo, cuando probamos a mostrarles otras cosas suelen sorprendernos. Pero lo que quería expresar en estas líneas, quizás intrascendentes en los tiempos que corren, es que si tenéis oportunidad, leedles cuentos a vuestros hijos cuando son pequeños, lo demás vendrá sólo.