Educar.es: “Un profesor que se pasa el día gritando ...”

Josemanuel Tarrío Ocaña www.PiensaunPoco.com

Primero seguridad física         En las relaciones padres e hijos, una serena estabilidad de carácter de los padres afianza una necesaria seguridad de vida en los hijos.

        La seguridad tiene, inicialmente, un rasgo primario: la seguridad física. Lógicamente, este tipo de seguridad es imprescindible para el adecuado desarrollo psicológico y afectivo de cualquier persona.

        Con cuánta tristeza recuerdo aún lo que me decía un alumno hace años: lo peor no es que me peguen; lo peor es que no sé por qué me pegan.

        No nos ocuparemos de este tipo básico de seguridad. Porque todos la damos por evidente y su ausencia queda lejos de nuestra realidad cotidiana.

Sereno para tener ideales

        Ser padres, como todo, necesita aprenderse; mejorarse uno para que mejoren los hijos. Es claro esto. Como igual de claro es la realidad cierta de una inmensa mayoría de padres que se desviven por sus hijos.

        Quizás tengamos que aprender; hacerlo mejor como padre, madre, educadores. Pero tenemos muy claro lo que no haríamos nunca. Esto es mucho. Sé optimista.

        La seguridad en su aspecto secundario es la que nos interesa y ocupa. Recuerda: un hijo se siente querido cuando se siente seguro. Y esta seguridad, hoy en día, siglo XXI que avanza, recorre dos caminos esenciales.

        Un niño se siente seguro cuando el ambiente que le rodea es sereno y alegre. Un niño se siente seguro cuando se le ofrecen pautas claras para que sepa formar un proyecto de vida personal.

Menos gritos y más a razones

        Estos aspectos ocuparán nuestras siguientes páginas de Educar.es Sólo unas pinceladas para acabar nuestra cita de hoy.

        Un profesor que se pasa el día gritando no crea a su alrededor un ambiente agradable. Un niño que no escucha de sus padres por qué tal cosa es buena o mala, no aprende valores y no sabrá edificar un proyecto para su vida.