Narnia, una interpretación para padres de familia (2 de 7)
Francisco Sunderland
Colección Las crónicas de Narnia (7 libros + lámpara)

 

 

 

Un interesante simbolismo

La Conciencia Humana

        Avanza la película y Lucy ya da muestras de su valentía, pues viendo el armario se atreve a descubrirlo; descubierto se atreve a abrirlo; abierto se atreve a entrar en él y, una vez en la nieve se atreve a explorar. Una nota curiosa es que de los cuatro niños que entran a Narnia, Lucy es la única que al entrar no cae. ¿Por qué será?

        Curioso, compruébese que ella es la única que al salir del ropero no se tropieza.

        En fin, llegamos al segundo momento donde nos vino una reflexión importante: el encuentro de Lucy con el fauno Tumnus.

        A nosotros nos pareció una descripción de lo que es la lucha de la conciencia en un hombre.

        Es curioso que la niña y el fauno se encuentren precisamente en el farol y en el farol se despidan. Pero antes de continuar esta reflexión sobre el farol, hicimos una pausa para preguntarnos qué puede simbolizar este mundo, Narnia, en el que la pequeña Lucy acaba de entrar. Los niños decidieron que Narnia podría representar el alma de un hombre.

        En el momento de la entrada de Lucy, o podríamos pensar en el momento de la entrada de la virtud fortaleza, el alma está cubierta de nieve y hielo, es invierno. Sin embargo no parece ser ese invierno que los pequeñuelos de todo el mundo esperan con gusto para poder hacer muñecos de nieve o para deslizarse en trineo. No parece ser ese invierno que alberga la Navidad o el invierno que precede a la primavera. No, este frío ha durado ya cien años y, lejos de dar, parece que le roba a Narnia toda alegría.

        Esta nieve solamente puede representar la desgracia, el pecado. Y en el alma cubierta de pecado reina el diablo.

        Así es como nos dimos cuenta que la bruja Jadis era el señor de los demonios, Satanás.

Difícil de creer

        Volvamos al farol. Nosotros pensamos que el farol podía ser la luz de Dios, que brilla en un mundo lleno de pecado; una especie de seguridad que resplandece en medio de las condiciones más difíciles. ¡Y eso es precisamente lo que contemplaba Lucy cuando se topó con el fauno! Tal vez la fue la contemplación del farol lo que la motivó a acercarse al fauno y a hablar con él. Tal vez fue esta contemplación la que la motivó a aceptar su invitación. Finalmente fue esta contemplación la que le permitió dialogar con el fauno después de saber que éste la había secuestrado, cuando cualquier otro se habría asustado, decepcionado o cerrado a cualquier diálogo. Efectivamente, todo el encuentro con el fauno parece reflejar la idea de que en medio de las tinieblas brilla la luz del bien: brilló también el rostro de Aslan en medio del fuego que estaba ayudando al fauno a hacer el mal.

        Después Lucy regresa con sus hermanos y les narra su experiencia, pero éstos no la creen. Aquí la pequeña se rebela aún más como la fortaleza: primero por su perseverancia en defender la realidad de Narnia y segundo por su paciencia que se refleja en el hecho de que vuelve a Narnia.

La Providencia

        En este regreso al mundo encantado Lucy es seguida por Edmund. En este momento Edmund no sólo no se muestra como la virtud de la justicia, sino que se muestra contrario a ella a causa de su ironía contra Lucy. Sin embargo los niños del club pensaron que Edmund sí debía ser la justicia, porque más adelante en la historia se arrepintió, dejó de hacer el mal y optó por hacer el bien a los demás.

        Otra escena interesante es el encuentro de Edmund con la bruja.

Tentación y caída

        Nosotros vimos aquí el proceso que sigue el diablo al tentar. En primer lugar, la escena sucede en un momento en que Edmund es especialmente débil y, por ello, vulnerable. Edmund no solamente se encuentra en un mundo nuevo y aparentemente hostil, sino que además está presente el conflicto que parece tener con su hermano Peter: hasta el momento de su encuentro con la bruja Peter le ha regañado dos veces, una vez en Londres durante el bombardeo; la segunda vez hacía poco delante del ropero porque Edmund se burló de su hermana Lucy y la hizo llorar.

        El diablo, es decir la bruja, aprovecha esta debilidad de Edmund y se presenta como su amiga. Después Jadis pasa a la segunda parte de la tentación: parece decirle “yo, tu amiga, puedo darte cualquier cosa que desees”. Esto es un golpe bajo para un hijo de Adán ya que los hijos de Adán y las hijas de Eva tienden a la sensualidad y a la soberbia. La sensualidad de Edmund es el “Turkish Delight”, su soberbia es estar por encima de Peter.

        La bruja explota estas debilidades y con falsas promesas lo hace su súbdito: aunque la bruja y Edmund se separan, ahora es sólo cuestión de tiempo para que Edmund vuelva a ella. El éxito de Jadis no consistió en ponerse a sí misma como fin de Edmund, como si Edmund quisiera verla de nuevo por ser ella algo especial. Ella sabía que alguien podría hablar mal de “la reina de Narnia” delante de Edmund, como de hecho sucedió. El éxito de Jadis consistió más bien en poner a Edmund como el fin del mismo Edmund y en poner a Jadis como la persona que podía ayudarle a conseguir ese fin. La película avanza y los dos niños regresan al mundo real.

Al bien por el mal

        Más adelante en la película hicimos una pequeña reflexión cuando Edmund rompe accidentalmente el vitral de la casa con una pelota de “cricket”. La reflexión fue ésta: Dios nunca quiere el mal, pero Él sabe sacar un bien de todo el mal que permite. Romper el vitral ¿fue algo bueno o malo? Malo naturalmente, pero a través de este hecho la Providencia guió a los cuatro niños a Narnia. Resulta curioso que sea Edmund –que en este momento representa o al mal o, por lo menos, a las pasiones desordenadas– quien motive a sus hermanos a esconderse en el armario. Podemos suponer que el objetivo de Edmund no es noble al guiar allí a sus hermanos. Sin embargo, a través de esta acción los niños entran en Narnia. Este hecho puede dar lugar a una profunda reflexión personal, pero por el momento sigamos adelante.

        Entran los niños en el ropero. Aquí se da un acontecimiento importante: las virtudes cardinales entran simbólicamente en este momento en el alma del hombre que, como dijimos antes a propósito de la nieve, puede estar representada por todo el mundo que es Narnia. Entran los niños en esta realidad aunque todavía no sepan para qué están allí. De hecho, mientras más se acerquen los niños a Aslan más se derretirá la nieve y más miedo se notará en el rostro de la bruja. Así mismo, mientras más se vivan las virtudes cardinales delante de Jesús, más efectivas resultan en el alma de un hombre.

        Otro ejemplo más de cómo Dios puede sacar un bien de un mal se da cuando Edmund abandona a sus hermanos para ir con la bruja. La traición de Edmund es un hecho pésimo, pero a través de esto brilla la grandeza de Aslán que lo redimió y se apresura la victoria final sobre la bruja.