Confiar en el adolescente
"Obedece libremente quien hace suyo lo que se le pide, es decir, quien lo asume con la responsabilidad de la tarea libremente aceptada"
Oliveros F. Otero
Victoria Cardona Orientadora familiar
El libro peligroso para los chicos
Hal y Gonn Iggulden

 

 

 

La importancia de un tono amable y positivo

        Siguiendo esta frase de Oliveros quisiera recordar que es fundamental para los padres saber pedir bien las cosas; debemos hacer agradable la obediencia mediante la confianza. Esta confianza está basada en el afecto, que facilita que se obedezca, porque lo que se presenta es bueno y porque nuestros hijos nos quieren.

        Cuando nuestros hijos asimilan que es por su bien lo que les pedimos, es un consuelo tener constancia del reconocimiento a los límites y pautas o a las cuatro reglas de juego que hemos establecidos en el hogar. Es cierto que este reconocimiento no lo recibimos inmediatamente del adolescente, en especial, cuando acabamos de corregirle, pero es casi seguro que si los padres reaccionamos con paciencia, nuestro hijo recapacitará e intentará demostrar con su actitud que le duele su comportamiento y desea mejorar su relación con nosotros.

        La alegría y el buen humor juegan un papel muy importante en los sentimientos de jóvenes y también en los de los adultos; por tanto, nada de desalientos, de darle vueltas al mismo tema, de rencores, ni de órdenes negativas; la ayuda que demos al adolescente será más atractiva y obtendremos mejores resultados para que él se desenvuelva en su nueva etapa adolescente con plena normalidad.

        Para obtener de nuestros hijos buenas respuestas debemos pedirles todo con seguridad, pero siempre envuelto de afabilidad y con un gesto apacible que transmita un sentimiento de cariño. Con la creación de hábitos en la etapa infantil, muchas formas de obediencia se fueron creando y se siguen viviendo sin demasiado esfuerzo. Esto no quita que en la adolescencia recibamos más oposición y se haga más necesaria la disponibilidad de los padres para recibir más preguntas y contestarlas, en una palabra, es importante reforzar el diálogo y dedicar más tiempo escuchando para "negociar" las propuestas que nos hagan y pactar con ellos después de entenderlos. Buscaremos el momento idóneo para que expliquen con franqueza la razón de su rebeldía, y les atenderemos con una actitud abierta que aparte nuestra posible rigidez.

Que no sea por miedo

        No olvidemos que el adolescente se ha de amoldar al criterio de los padres, pero para hacerlo necesita ejercitar su libertad, preguntar y reflexionar para tomar sus decisiones. No se trata de tener hijos contestatarios, ni mansos por tenernos miedo, sino que queremos que tengan su propia personalidad y es necesario estar siempre dispuestos a dialogar y a no perder la comunicación para escuchar sus propuestas y sus protestas. Es mejor conseguir que siempre nos digan la verdad y que obedezcan convencidos, nunca movidos por temor a nuestra reacción si no obedecieran.

        Confiemos en los adolescentes; ellos son idealistas, Vivamos con coherencia viviendo lo que decimos, pasando por alto sus normales cambios de humor y centrémonos en lo esencial que es saber escuchar y confiar en ellos.