La cantante Noa vive en Israel y compone mucho desde su casa, porque no quiere perderse la infancia de sus hijos.
"La música puede hacer mucho para llevar la paz al mundo"

Achinoam Nini nació en Tel Aviv en 1969. Sus padres, un ingeniero químico y una psicóloga infantil, emigraron a Nueva York cuando ella era un bebé. Pasó su infancia en el Bronx y, a los ocho años, ya componía sus primeras melodías. A los 17, dejó la Escuela de Artes Interpretativas de Nueva York para viajar a Israel donde, tres meses antes, había conocido a Asher Barck, el que hoy es su marido y padre de sus dos hijos. Junto a Gil Dor, ha editado ocho álbumes de enorme éxito.
El pasado martes, estuvo en Madrid con motivo del concierto que ofreció en el Teatro Alcázar, invitada por la Casa Sefarad de Israel. La cantante judía, de raíces yemeníes, nos habló sobre todo de compromiso: familiar, político y profesional.

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Se declara una mujer profundamente comprometida. ¿Con qué causas?

Fundamentalmente estoy implicada en tratar de llevar la paz a Israel, pero también colaboro con Greenpeace y con otras causas sociales. Mi objetivo en esta vida es tener un alto nivel de integridad.

Cantó en varias ocasiones ante Juan Pablo II, incluso lo hizo también en el homenaje tras su muerte, ¿cómo lo recuerda?

Le adoraba, le quería muchísimo, era impresionante. Me reuní con él varias veces e incluso bendijo a mis hijos. Y eso me impresionó mucho y se lo agradecí aunque nosotros no somos católicos, somos judíos.

¿De qué hablaba con el Papa?

De los hombres... Él creía en la conexión entre las diferentes culturas y religiones. Trataba siempre de destruir barreras entre la gente. Era muy cálido, me hablaba en hebreo y siempre que nos encontrábamos lo primero que me decía era: "Noa, ¿cómo están mis amigos de Israel?"

También cantó en su día ante Arafat. ¿Qué recuerda de él?

¿De Arafat? (sonríe) ¡Qué descanse en paz!

¿Qué líder político le ha impactado especialmente?

He cantado ante muchas personalidades, pero quizá la persona que yo prefiero, de la que tengo un recuerdo muy especial es de Bill Clinton, una persona extraordinaria.

¿Quién utiliza a quién: los políticos a Noa, por su imagen pacifista, o usted a los políticos?

Nos utilizamos mutuamente, está claro. Y tiene que ser así.

Una curiosidad, ¿a qué se dedica su marido?

Es pediatra y una gran persona, está muy unido a mí y a nuestros hijos.

Dice que la maternidad le cambió mucho.

Sí. Ser madre es mi prioridad. La maternidad me ha enseñado humildad y cuál es mi lugar en el mundo. Ahora, sin mis hijos sería una desgraciada y sin la música, también.

¿Quizá por eso está trabajando menos?

Sin duda, y compongo mucho en mi estudio de casa. No quiero perderme la infancia de mis hijos y nunca pensé que fuera tan difícil el reto de conciliar trabajo y familia. Voy muy lenta, pero si el mundo de la música quiere esperarme, bien; si no, también bien.

¿En qué cultura los educa?

En la judía. Vivimos en Israel, cerca del mar, en medio de la naturaleza y están teniendo una educación maravillosa, son felices en el campo; no como yo que viví en el Bronx y tuve una infancia estresante.

Cumplió el servicio militar obligatorio en Israel en un grupo musical del ejército y llevaba sus canciones a los soldados que estaban de servicio.

La música puede hacer mucho para llevar la paz al mundo. Yo al menos intento que así sea, que las personas descubran las cosas que les unen y no las que les separan.

 
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