|
|
Hacerlos responsables |
Cuando todos los miembros de la familia comparten y colaboran en las tareas del hogar, se asimila el concepto de cooperación. Esta capacidad participativa, que vamos infundiendo al niño y al joven, lo motiva a tener siempre una buena disposición para saber qué falta en el hogar. También le ayuda a pensar en los demás para darles ayuda o pedirla ellos mismos cuando la necesiten. Todos necesitamos de la cooperación. Un sencillo ejemplo lo encontramos en la novela Robinson Crusoe. Llega un momento en que, el náufrago, necesita de la cooperación de un salvaje fugitivo, su criado Viernes, a quien salva. El protagonista de la novela necesita compañía para no volverse loco o morir de soledad. Una buena arma educativa para enseñar a los hijos e hijas a cooperar es la participación en las labores que comporta la vida ordinaria de cada familia a través de asumir encargos, de los que hablaremos seguidamente, destacando el beneficio al desarrollo de la personalidad. Tener la responsabilidad del encargo ayuda a nivel personal al crecimiento personal de los hijos desde diversas vertientes. En casa tenemos muchas ocasiones para hacerles colaborar, desde cosas materiales para contribuir al buen orden del hogar, como ir de compras, recoger la cocina, repartir la basura y el papel en los contenedores, organizar los armarios, etc; hasta otras que contribuyen más a potenciar su sensibilidad y bondad, como ocuparse de jugar con el hermano menor, contarle cuentos, hacer compañía a un abuelo enfermo….. Aprendiendo los valores de la participación, el chico y la chica se preparan al mismo tiempo para la sociabilidad y el trabajo en equipo. | |||||
Algunos ejemplos | Un padre, maestro de escuela, me explicó su costumbre de cargar la lavadora al lado de su hijo, quien le ayuda a clasificar la ropa por texturas, colores, medidas e, incluso, por olores. Para la criatura es un juego y mientras realiza esta actividad lúdica está desarrollando muchas capacidades: la capacidad de observación, y por tanto de concentración, además de estimular el tacto, la vista, el olfato y el oído. Otra experiencia vivida que da buenos resultados y que es útil para incitar la iniciativa y la ilusión de los hijos, es la de reunirse para hacer el reparto de las tareas, y que quede escrito en un cartel a quien se adjudica cada cosa. Mensualmente ser revisa y se hacen los cambios oportunos. Por ejemplo, el encargo de recoger la cocina no es igual que el de tomar nota de quien nos llama por teléfono, o el de ir a comprar o alquilar una película para el domingo no es igual que bajar las basuras haciendo una recogida selectiva; por tanto, hay que hacer el reparto de manera que todos tengan los mismos turnos y que estos no les resulten pesados. | |||||
Para tener en cuenta |
Algunas sugerencias sobre la participación en el hogar:
Nuestros hijos necesitan saber cual es su espacio en el hogar y lo que deben hacer. Si no les damos encargos podríamos recriminarlos sobre lo que no tenían ni idea ue debían hacer. Con una buena organización y reparto de las tareas, estarán motivados para ser mas responsables, terminar el encargo encomendado y, sobre todo reconocer que el hogar es muy suyo.
| |||||
Recibir NOVEDADES FLUVIUM |