El reto de los hijos
Liliana Esmenjaud
Acercar los hijos a Dios

 

 

 

Por la fuerza del amor

        Hace unas décadas nació en Nicaragua un niño sin brazos debido a un medicamento recetado a la madre durante el embarazo. Muchos lo consideraron una tragedia. ¿Cómo sacar adelante a un hijo en esas condiciones? El futuro del niño se dibujaba negro. Sin embargo, la familia en lugar de dejarse llevar por estas previsiones, decidió aceptar el reto que se les presentaba para sacar adelante a este nuevo miembro que acogieron con mucho amor.

        Lo primero que hicieron fue trasladarse con todos sus hijos a Estados Unidos, donde había una mayor posibilidad de darle la atención necesaria. Siempre lo rodearon de cariño, y lo trataron como a un hijo más, a tal grado de que de chico no se dio cuenta de que era diferente. Fue hasta que otros niños se lo hicieron notar que percibió la diferencia. Su padre le decía que tenía que salir adelante, y siempre lo motivó y ayudó a hacer las cosas. En su familia reinaba un ambiente de alegría. A su mamá le gustaba cantar y a su papá tocar la guitarra. Un buen día su papá le dijo “hijo, anda a lavarte los pies”. Se sentó y le colocó la guitarra. El niño intentó tocarla una y otra vez sin desanimarse, llegando a practicar hasta seis horas diarias. Actualmente es un hombre felizmente casado, con dos hijos, dedicado a viajar por el mundo cantando y tocando, encontrando en esto la misión de su vida: ayudar a muchos a valorar la propia existencia, independientemente de los retos con que se presente. Su nombre es Tony Meléndez.

        Tony es un gran ejemplo para todos. No cabe duda que su dedicación y entusiasmo le han ayudado a salir adelante a pesar de los obstáculos objetivamente grandes que tiene. Pero él no lo ha hecho sólo. Nunca ha estado sólo. Primeramente contó con el amor y el sacrificio de sus padres, que no dudaron hasta en emigrar para brindarle una atención adecuada. Siempre ha estado, además, el apoyo de sus hermanos, especialmente de uno, con el que trabaja. Y ahora de adulto, él mismo lo ha reconocido públicamente, saca su fuerza del apoyo incondicional y amor de su esposa. De no haber contado con tanto amor por parte de los suyos, indudablemente que su vida hubiera seguido un derrotero muy diverso. Su familia ha sido imprescindible para salir adelante.

La familia no es sustituible

        Viendo a Tony hoy, alegre, con una hermosa familia y un ideal por el cual vivir, podríamos decir que ha sido más afortunado que muchos otros, que si bien, han nacido enteros, les ha faltado el complemento de un ambiente familiar estable y armonioso que los ayude a salir adelante. Y es que el ser humano es un ser social, que no puede valerse nunca por sí mismo. La naturaleza es muy sabia al hacer que nazca dentro de una familia, único lugar donde encuentra el ambiente necesario para desarrollarse adecuadamente como humano. La persona, al nacer, necesita tanto o más del cariño y aceptación de los suyos, que del alimento mismo. Tony, a pesar de todo, fue afortunado. Su carencia física fue suplida con creces por el cariño que le ayudó a no darse por vencido y a salir adelante de una manera heroica. Muchos otros niños no corren con la misma suerte. Sus cuerpos están completos, pero no cuentan con ese ambiente natural necesario para desenvolverse y crecer como niños sanos y alegres. ¡Cuántos niños nacen fuera de la familia! ¡Cuántos más sufren el rompimiento de la suya! ¡Cuántos no han tenido la experiencia de lo que es tener un papá o una mamá como guías, modelos y soporte en su niñez! ¡Cuántos llegan a adultos desencantados, sin la alegría de vivir, sin haber encontrado la misión de su vida!

        Todos nacemos con alguna necesidad especial. En unos es muy notoria, como en el caso de Tony, y en otros podrá pasar desapercibida, pero todos de una u otra manera necesitamos del cariño y ayuda de los demás. Los padres de Tony veían fácilmente cuál era el reto que su hijo tenía. Otros padres necesitarán de más astucia y buen ojo para darse cuenta de qué pie cojea su hijo para ayudarlo a salir adelante. El educar a un hijo no es fácil, ni para los padres de un hijo enfermo ni para los de uno sano, pero tampoco es imposible. En el caso de Tony, lo que más le ayudó fue el contar con una familia unida y el que lo trataran como a los demás. Para la mayoría de los padres esta será la mejor receta para educar a sus hijos: dedicarse a formar una familia unida en la que la armonía, la colaboración, el respeto, el aprecio mutuo y el sentido de pertenencia reinen. Con esto asegurado, será más sencillo afrontar todos juntos, con la ayuda de profesionales, cuando sea necesario, los retos especiales que algún hijo pueda presentar. Si bien es cierto que cada hijo es un reto en sí mismo, también lo es que la vida sin retos se vuelve insípida y aburrida. Afrontar los retos en familia lo hace más sencillo.