El apoyo en familia y a la familia
Marcela García Frausto
Fernando Corominas

 

El apoyo interno y casi único

        La afirmación de que la familia es el núcleo natural y fundamental de la sociedad, no es sólo un ideal, una quimera o un proyecto, es una realidad tangible, es una constatación.

        El divorcio, las familias monoparentales, las rupturas familiares, la soltería prolongada de por vida para no tener ningún compromiso con nadie, las formas alternativas de convivencia que se promueven, y todo el desmantelamiento de la familia legal e internacional que se está fomentando, lejos de ser un progreso, es un atentado contra la misma estabilidad de la sociedad.

        El apoyo social a la familia está claramente relacionado con los resultados de bienestar de las personas. Está demostrado que el principal apoyo social se encuentra dentro de la familia. Si falta la familia ¿de dónde recibiremos el apoyo, el cuidado, el amor, el afecto, la seguridad? ¿Acaso de los partidos políticos o de las instituciones gubernamentales…?

        El estudiar cómo los miembros de la familia están implicados en proporcionar apoyo mutuo, puede iluminarnos también sobre la importancia del apoyo social a la familia.

        Si pensamos cuándo fue la última vez que recibimos o dimos apoyo, podremos descubrir que fue cuando se experimentó un evento de vida negativo importante o un problema. En la mayoría de las circunstancias los que proporcionan el apoyo son los miembros de la familia.

Una vez más, la mujer

        Es verdad que en ocasiones las familias no son viables como fuentes de apoyo. Por ejemplo, la gente puede tener familias que no son atentas o están preocupadas con sus propios problemas. A propósito de esto, Heller (1992) dirigió una intervención en la que adultos mayores con bajos ingresos y socialmente aislados fueron organizados en diadas telefónicas en las que el miembro de cada diada se responsabilizaba de telefonear al otro regularmente. Aunque llevaban a cabo sus tareas, no se dieron los beneficios que se esperaban. Se concluyó que, al menos en algunas situaciones, el modo más eficaz de mejorar la vida de personas relativamente aisladas socialmente con pocos recursos es trabajar para mejorar sus relaciones sociales existentes (principalmente aquellas con miembros de la familia) más que intentar compensar la ausencia de apoyo por medio de recursos artificiales.

        Un dato interesante en este tipo de estudios es que el apoyo de los miembros de la familia y otros íntimos parece venir desproporcionadamente de las mujeres, no importa si el que recibe la ayuda es una mujer o un hombre (Shumaker y Hill, 1991). En las culturas occidentales, madres, hijas y nueras son los proveedores primarios de apoyo, mientras los miembros de la familia varones a menudo no consideran dar tal apoyo como parte de su responsabilidad.

 

        El apoyo a lo largo del ciclo vital de la familia
Repasemos un poco cómo se da o se percibe el apoyo a lo largo de las distintas etapas de la vida.

En la infancia

        En la infancia, los padres son la fuente de todos los tipos de apoyo. Una vez que los niños alcanzan la edad de la escuela primaria ven a los otros también como proveedores de apoyo, pero este apoyo es generalmente percibido como de naturaleza más particular. Por ejemplo, el apoyo de los compañeros se relaciona con un mejor ajuste en la primera etapa escolar. Sin embargo, los padres son la base más fuerte de seguridad para el niño. Durante la infancia, la seguridad afectiva es fruto del apoyo emocional por parte de los padres. Tal apoyo contribuye al éxito de los niños en la escuela y en su relación con sus iguales, en parte al estimular el desarrollo de la competencia social. Esto ayuda a la salud emocional y psicológica y al ajuste posterior en la vida de los niños.

En la adolescencia

        Se ha visto que durante la preadolescencia, así como en la adolescencia temprana, las madres son consideradas como la más importante fuente de apoyo (Furman y Buhrmester, 1985). El papel de las madres es central, aunque las investigaciones sugieren que el apoyo de los dos padres sigue siendo importante incluso para adolescentes mayores y para los adultos jóvenes. Los sentimientos de ser estimados y apoyados por los padres están asociados con la salud integral y mental hasta bien entrada la tercera década de la vida.

En el embarazo

        El embarazo, nacimiento y cuidado del neonato requiere siempre de apoyo, por mucho que todo esto se dé en el mejor de los ambientes. Algunos estudios muestran que el apoyo recibido de los miembros de la familia, del padre del bebé y amigos durante el embarazo, está relacionado con la escala de Apgar del bebé (puntuación física del estado del bebé en el momento después del nacimiento). También se ha encontrado que la confianza en el esposo y su apoyo están relacionados con una más baja incidencia de depresión postparto.

Crianza del niño

        Según los estudios, la satisfacción matrimonial y la paternidad habilidosa parecen también ir juntas. Esta relación ha sido demostrada en una variedad de edades y en una variedad de culturas. Y es que el cónyuge suele ser considerado como el apoyo primordial para la paternidad. Es como un amortiguador frente al estrés que mantiene la ayuda para prevenir un desbordamiento de emociones negativas en la paternidad.

En la vida adulta

        Durante la vida adulta, en torno al 80% de los cuidados se dan en la familia, usualmente por el cónyuge, o por las hijas si el cónyuge no lo puede dar.

        La fuerte asociación observada entre buena salud en personas mayores en el estudio de la generación de ancianos de Berkeley y sus sentimientos de cercanía hacia sus hijos, sugiere también que las relaciones familiares bajas en conflictos pueden ser fuentes especialmente eficaces de apoyo social.

        En general, las relaciones intergeneracionales, (las que se dan entre padres e hijos,) parecen ser la fuente más frecuente de apoyo social para los adultos a medida que se aproximan a edades avanzadas, especialmente para las mujeres. Esto es cierto debido a las diferencias en longevidad para hombres y mujeres. Según un estudio en los Estados Unidos (Johnson y Barer 1996), en 1990 casi la mitad de los hombres de más de 85 años vivían con su esposa, mientras que menos de 10 por 100 de las mujeres de más de 85 años lo hicieron. De este modo, los hombres más mayores, pero no las mujeres, es probable que tengan una esposa como fuente primario de apoyo. Las mujeres más mayores generalmente confían en los hijos, especialmente en las hijas.

        Si vemos que la familia es la principal fuente de apoyo para la persona a lo largo de toda la vida, ¿quiénes serán más afectados por el oscurecimiento de la familia? Sin duda los miembros más débiles, es decir, los niños y los ancianos, y las personas con alguna limitación física o mental.

        Una sociedad que no reconoce a la familia, necesariamente generará graves problemas sociales frente a los cuales, no dispondrá de recursos para resolverlos. ¿Por qué en lugar de combatir la familia no la promovemos más? Comencemos por fortalecer los lazos de unión con nuestros padres, esposos, hijos, hermanos, amigos.