Algunas
circunstancias de relación familiar que se deben aprovechar
educando
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Creemos
que la obediencia siempre está impulsada por el amor. Por eso
es por padres y madres, tenemos que hacerla agradable y comprensible
a través de la confianza. Esta confianza está basada
en el cariño con que tratamos a los nuestros que facilita la
obediencia.
Destacaremos
cuatro puntos sobre la obediencia en verano; son para reflexionar
e intentar vivirlos primero nosotros, no hay mejor predicador que
el testimonio.
- Alegría
y el buen humor: Más fácil vivirlos sin horarios impuestos
por el trabajo laboral; juegan un papel muy importante en los sentimientos
de los pequeños y en los de los adultos. Nada, pues, de desaliento
ni de órdenes negativas. Quienes tenemos el deber de educar,
debemos dar las instrucciones necesarias y claras para hacernos
obedecer, con la comprensión de que los niños o jóvenes
tienen de hacer un esfuerzo. Hemos de demostrar paciencia, los resultados
en educación, nunca son inmediatos. Cuando hablamos de obediencia
no podemos pensar en formas violentas de autoritarismo, que seria
fruto de querer dominar, ni de imposición que anularían
la voluntad del niño. Nunca se ha dado por buena la obediencia
del esclavo.
- Ambiente
en vacaciones: Para evitar problemas es aconsejable organizar actividades
divertidas y atractivas; y especialmente elegir lugares de verano
en que podamos encontrar otras familias ocupadas de la formación
de sus hijos y unirnos para encontrar actividades -las excursiones
y el deporte siempre son las calificadas con más estrellas-
y mejorarnos, padres e hijos, a través del trato social.
(Muchos enfados por el incumplimiento de los límites podemos
evitarlos, si orientamos las amistades de los hijos).
- Dar
mayor importancia al diálogo: Nuestro hijo para obedecer
ha de amoldarse a nuestro criterio y para hacerlo, necesita ejercitar
su libertad, preguntar, pedir más información, tener
iniciativas. Si hay buena comunicación entre los padres y
el hijo que debe obedecer todo es más efectivo. Ha de entender
lo que le pedimos y, por ello, explicarnos claramente. En tiempo
de vacaciones las conversaciones pueden ser más relajadas
y aprovechar el tiempo de descanso para tratar temas más
profundos como las consecuencias de la movida nocturna, adicciones,
sexualidad etc.
y escuchar lo que piensan nuestros hijos.
Igual que en medicina con el diagnóstico precoz, en educación
también se trata de prever.
- No
demostrar nunca desacuerdo en los límites acordados, entre
madre y padre, delante de los hijos. Es necesaria esta actitud incluida
en el caso de ruptura del matrimonio. Los adultos siempre deben
velar por el bien de sus hijos.
Queremos
que la obediencia de los niños y adolescentes sea fruto de
su responsabilidad y de la comprensión de lo que se pide es
para su bien. Y ofrecemos esta frase de Shakespeare para no olvidar
este verano: Que obedezcan aquellos que conozcan las reglas.
¡Feliz
verano a todos! Que nuestro tiempo de vacaciones sea ocasión
de mejorar a través de los valores que se ejercitan en la convivencia.
Nos reencontramos al empezar el próximo curso.
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