|
Es
natural que deseemos para nuestros hijos un buen rendimiento escolar,
mediante el estudio, el objetivo del cual es preparación para la vida,
desarrollo de habilidades del pensamiento, cultura personal, con ideas
propias que son fruto de estructurar lo que se ha aprendido o sabiduría.
Es por esto que reflexionaremos sobre algunos aspectos prácticos para
intentar no cometer errores, que puedan conducir al fracaso escolar,
con el peligro de malograr las posibilidades de aprender de
los niños y jóvenes.
- Estimular
la voluntad por el estudio: Se ha visto,
últimamente, la necesidad de incluir en las escuelas ayudas de conferencias
de formación para padres, sobre la necesidad de educar la voluntad
de los niños mediante la creación de hábitos. Quizás se había hecho
evidente un cambio en la educación: del autoritarismo y la rigidez
se ha pasado a la ausencia de límites, a la comodidad y a la condescendencia
en el dejar hacer. Por lo tanto, conviene buscar un término medio:
vivir los horarios para el estudio y la disciplina y, padres
y educadores, establecer unas pautas que se tienen que hacer
cumplir con la suficiente ascendencia moral, consecuencia del prestigio
y del testimonio personal de los que tienen la responsabilidad de
enseñar.
- Valorar
el esfuerzo, más que las calificaciones: En
un mundo dónde sólo se valora la eficacia y sobre todo los resultados,
los padres tenemos el riesgo de hacer lo mismo con las calificaciones
de los niños. Ahora, que pasaremos del ''progresa adecuadamente''
a las clásicas notas, deberemos vigilar, todavía con más intensidad,
para no obsesionarnos con las calificaciones, sino valorar
el esfuerzo que hace nuestro hijo o hija. Es evidente que, si
sólo nos alegráramos por las buenas notas, podríamos dejar de lado
aquel pequeño que, con más dificultad para el aprendizaje, necesita
más tiempo para aprender y, por lo tanto, más atención por parte
de profesores y familia. También podría resultar, que un hijo o
hija con más facilidad para estudiar, resultara un perezoso.
- Estudiando
se aprende a estudiar: Enseñar a estudiar
y hacer que las criaturas y jóvenes tengan curiosidad intelectual
y una instrucción o unos conocimientos, no para saberlo todo como
una enciclopedia, sino para adquirir una cultura propia de la persona
que piensa, reflexiona, asimila y se prepara para la vida.
El objetivo no será que nuestros jóvenes sean las personas más brillantes
en las profesiones que a nosotros nos gustarían, sino que la instrucción
que hayan asimilado sea el fundamento para el puesto de trabajo
que ocuparán el día de mañana, y que el trabajo es el medio para
la mejora personal y un servicio a la sociedad. Me parece que es
bueno, por ejemplo, explicar a los jóvenes que deben integrarse
en el mundo laboral que el día en que les ofrezcan un trabajo digan
que sí, y al día siguiente lo aprendan a hacer. Es mejor no rehusar
a nada cuando uno empieza una vida de trabajo, tanto por la experiencia
como por el aprendizaje que supone.
- Facilitar
la concentración: procurar un espacio
en el hogar adecuado para el estudio de nuestros hijos e
hijas. Sin música, sin ruidos, con buena iluminación. Cada hijo
es diferente, por lo tanto tenemos que conocer quien se concentra
durante más rato o más deprisa, o quien necesita descansar del estudio
más a menudo y volver a empezar. Debemos de ayudar a que controlen
la imaginación, no los podemos interrumpir en cada momento,
para no dispersarlos, y lo que sí podemos hacer es preguntarles
cuando hayan finalizado el tiempo de estudio; de esta forma podemos
saber sí han aprendido a resumir y sintetizar y si han reflexionado
sobre lo que han estudiado.
|