Educar.es: “¿Mejor una tarjeta de crédito
que un padre?”

Josemanuel Tarrío Ocaña www.PiensaunPoco.com

Un error tal vez muy frecuente         Si, resumiendo, se educa a los hijos para que “mejoren y maduren”, día a día, y sean “dueños de sus vidas”, en un futuro, la cuestión pide a gritos reflexionar sobre lo siguiente:

        Saber en qué consiste ese “ser mejores” y para qué sirve ese que sean “dueños de sus vidas”.

        Porque, claro, ¿“ser mejores” consiste en ser un hombre de provecho, tener estudios, formar una familia, triunfar y ganar dinero? Y, sobre todo, ¿triunfar, triunfar, y ganar dinero, ganar dinero?

Triste desencanto

        Pues sin en eso consiste “ser mejores”, mejor tener una tarjeta de crédito que unos padres: es más rápido y no nos comeríamos tanto la cabeza.

        Perdone el lector por la visceralidad del párrafo anterior. En cualquier caso, no son palabras mías. Son comentarios de uno de esos tantos alumnos a los que uno ha dado clases.

Tenerlo bien pensado

        Todo padre busca lo mejor para sus hijos. Pero esa búsqueda necesita saber qué es lo que se está buscando.

        Cógete a un pequeño y dile que busque en la sala de estar. Sin duda, el crío te dirá:

        —Que busque qué.

        Y tú, insístele:

        —No, no, tú, busca, busca.

        Sería divertido al, principio, porque a todo crío le gusta cierta dosis de absurdo pero, finalmente, nuestro protagonista terminaría aburrido y mareado de dar tantas vueltas.

Ir por delante         ¿Sabemos a lo que nos referimos cuando decimos que “queremos lo mejor” para nuestros hijos?

        ¿Es que “querer lo mejor” supone, necesariamente, que ya lo hayas conseguido o que cualquier acción que tomes hacia ellos ya esté suficientemente justificada?

        No se pretende poner en crisis nada con tantas preguntas. Es, como de costumbre, la invitación a repensar, juntos, estas cuestiones.