Una pendiente peligrosa

Alfonso Aguiló
Libertad y tolerancia en una sociedad plural: el arte de convivir
Alfonso Aguiló

        La eutanasia, además de atentar contra la dignidad que corresponde a todo ser humano, genera una aterradora desconfianza. Destruye la solidaridad social, la solidaridad médico-paciente y la solidaridad dentro de la propia familia. Destruye precisamente aquello que debiera ser un ámbito de humanización.

        Una civilización verdaderamente humana no puede relativizar de esa manera la dignidad del hombre. Después de tantos esfuerzos por desarrollar y defender un sistema jurídico que protegiera todos los derechos de la persona,

        Después de tantas luchas en favor del hombre y de su libertad, perder la batalla de la vida sería imperdonable.

        Incluso a los propios partidarios de la eutanasia, el precedente holandés plantea una difícil pregunta. Si en un país tan organizado como es Holanda, los serios esfuerzos de una eficiente Administración no han sido suficientes para impedir que en nombre de la eutanasia se hayan cometido tantas barbaridades a lo largo de estos años, ¿merece la pena abrir una puerta como la de la eutanasia por la que, indudablemente, se van a colar tantos fantasmas como ocasiones en que se aplique?

        Se entiende que muchos manifiesten su preocupación ante este paso. Se dice que es una ley que se aplica únicamente en casos límite. Pero hay suficiente experiencia -piénsese en cómo se ha llevado el control en el caso del aborto- como para saber que esas leyes acaban significando luz verde para eliminar todas aquellas vidas que no se resistan a ello. Quienes piensan que supone empezar a deslizarse por una pendiente peligrosa tienen motivo para hacerlo.