El libre mercado de las ideas

Alfonso Aguiló
Carácter y acierto en el vivir:100 relatos y reflexiones sobre la mejora personal

        La Iglesia católica se propone una nueva evangelización, pero basada en el anuncio y el testimonio, llevado a cabo respetando las conciencias y en medio de la pluralidad de religiones, iglesias y confesiones que configuran las creencias del hombre de hoy.

        La fe exige siempre la libre adhesión del hombre, y no teme entrar en el libre mercado de las ideas.

        La verdad se debe buscar siempre de modo apropiado a la dignidad humana, es decir, mediante la investigación, la enseñanza, la educación, y una comunicación en la que unos y otros exponen la verdad que creen haber encontrado, a fin de ayudarse mutuamente en esa búsqueda.

        —¿Y la Iglesia Católica busca influir en los Estados?

        La Iglesia no busca ningún poder político. Pero su fe no es un simple sentimiento vago y descomprometido que pueda permanecer impasible ante la injusticia. Por eso la Iglesia recuerda con frecuencia a los católicos que no es posible vivir seriamente el Evangelio sin que repercuta profundamente –a través de una responsable acción personal– en las estructuras sociales y en la ordenación misma de la sociedad.

        La gestión política de la sociedad no entra en la misión de la jerarquía eclesiástica (esa tarea forma parte de la vocación de los laicos que actúan por propia iniciativa de ciudadanos), pero su mensaje abarca todo el orden moral y, particularmente, la justicia, que debe regular las relaciones humanas.

        Por eso la jerarquía de la Iglesia, además de proclamar principios morales referentes al orden social, tiene el derecho y el deber de emitir, en una situación determinada, un juicio moral, para denunciar el mal y ayudar a sacar a la luz el bien, animando así a los católicos a buscar soluciones de forma positiva.