Leyes tóxicas.
Un negocio legal e inmoral
José Javier Castiella
ALBA
Carácter y acierto en el vivir:100 relatos y reflexiones sobre la mejora personal

        El año 2006 entró en vigor la actual ley de reproducción asistida, de la que nos ocupamos en esta sección en su día como ley tóxica que es.

         Al amparo de la legalidad que la misma supone, el año 2007 comenzó la andadura de un grupo de profesionales, fundamentalmente ginecólogos, que dicen querer ofrecer a la sociedad un servicio médico donde confluyan el factor humano y la mejor atención basada en los últimos avances científicos. Así se expresan en su página web.

         Ahora son noticia porque, con gran despliegue de medios, han abierto una clínica, a la que no daremos publicidad desde estas páginas, en la que se ofrecen todos los servicios, altamente tóxicos cuando no mortales para los menores, que los adultos pueden solicitar: la inseminación artificial con semen de donante, la fecundación in Vitro, la crioconservación de semen y embriones y los estudios genéticos preimplantacionales etc…

         Recordaremos a los lectores lo que estas expresiones significan en la práctica. Para entender bien el tema conviene tratar separadamente dos perspectivas: la de los adultos clientes que pagan a la Clínica y la de los embriones, menores mínimos, que "pagan" las consecuencias

         a).- Desde la perspectiva de los mayores todo va bien: se satisfacen pretensiones y deseos variados de los adultos:

        - el de ser madre sin necesidad de formar una familia con un varón.

        - el de ser padre biológico, sin responsabilizarse del propio hijo y sin que éste pueda investigar su paternidad.

        - el de conocer si el propio hijo padece el síndrome de Down o alguna otra deficiencia, para poder abortarlo.

        - el de descontextualizar cronológicamente, lo que también significa familiarmente, a un embrión humano congelándolo para hacerlo nacer en el momento elegido por el que paga dentro de los límites legales, que son amplios.

         b).- Desde la perspectiva del "objeto", en realidad "sujeto pasivo sufriente", de todas estas actuaciones y manipulaciones, jamás actos médicos, al menos en el sentido hipocrático del término, lo que verdaderamente ocurre es lo siguiente:

         1.- El anonimato de donante de semen supone privar a un menor de la asistencia de su padre biológico. La queja de KATRINA CLARK, víctima de esta privación, publicada el 17 de diciembre de 2006 en el Washington Post, es esta: "No pedimos nacer de este modo, con las limitaciones y la confusión que implica. Es hipócrita que, tanto padres como médicos, supongan que a los "productos" del banco de semen no les interesa conocer sus raíces biológicas, cuando es el vehemente deseo de tener descendientes biológicos lo que hace que los clientes recurran a la inseminación artificial."

         Querido lector, tome nota de un dato muy importante. Usted, en cuanto engendrado, criado y educado en el seno de una familia normal, por sus padres biológicos, está en condiciones de completar y aumentar en muchos grados la queja de Katrina. Lo digo porque ella se queja, y con toda la razón del mundo, de que le han privado de un derecho a conocer su ascendencia biológica. Pero usted, querido lector, sabe por personal experiencia y recuerdo de infancia, que le han privado de mucho más que eso. Le han privado de todos los recuerdos que usted, como yo y como tantos, criados en el seno de familias normales, tenemos de nuestro padre, de la importancia enorme que, en el desarrollo de nuestra personalidad, ha tenido la figura del padre. De todo esto Katrina no puede quejarse en base a su experiencia, simplemente carece de ella. Pero los adultos que conocemos también esa faceta de la realidad, no seremos honrados con ella, si no nos unimos a su queja y le ponemos los aumentos que le corresponden.

         2.- La crioconservación de embriones, aunque hoy es todavía de muy limitada eficacia práctica (el récord de congelación y reanimación exitosa está en doce años) vulnera de un modo frontal y brutal el derecho del menor a una familia. La decisión de reanimación del embrión congelado supone sustituir el marco natural de desarrollo en familia natural coetánea por otro artificial, bien trasnochado cronológicamente o simplemente no consanguíneo. En cualquiera de las opciones el menor sale perdiendo a su familia.

         A la vista de estas reflexiones surge imponente la pregunta: ¿A usted le gustaría ser protagonista pasivo de este tipo de experimentos?

         En este momento, querido lector, posiblemente a los dos nos llena el mismo sentimiento de rechazo a esta manipulación de la biografía de una persona. Es que nos hemos posicionado en el lugar de la víctima. Es lo que no ha hecho el legislador, es lo que no hacen los "médicos" que hacen negocio con estas prácticas y ofrecen estos servicios.

         3.- Los menores resultantes de la fecundación in Vitro padecen defectos cardiológicos en un porcentaje muy, pero que muy superior al de los engendrados de modo natural.

         Es bueno que conozcamos y dominemos la naturaleza. Ese es el objeto de la ciencia y también el mandato de Dios al hombre en el Génesis. Pero respetándola. Esta frontera, que vamos teniendo clara en relación con la ecología y el medio ambiente, conviene aplicarla también a la biología humana y al desarrollo de las personas.

         La base del negocio de una clínica como la que suscita este artículo, es contraria a lo que podríamos llamar "ecologismo biohumano". Su origen está en el marco legal de una ley tóxica, su contenido real es profundamente inmoral, sus protagonistas, los que hacen negocio con ella, están abocados a optar entre una legalidad superficial positivista o una profunda mala conciencia del daño producido, que irá creciendo con el tiempo de vida de sus víctimas. Quizás los dos términos de la opción se sucedan en el tiempo.