Una opción decisiva en la vida

Alfonso Aguiló
Carácter y acierto en el vivir:100 relatos y reflexiones sobre la mejora personal

        Llega un momento en la vida del hombre, una vez superada la niñez, en que tiene una clara percepción de su propia personalidad moral. Aunque está claro que el bien o el mal está detrás de cada una de las decisiones puntuales que toma muchas veces cada día, puede decirse también que hay momentos de la vida en los que la persona toma opciones de tipo mucho más global.

        Muchas veces, esas decisiones no se toman explícitamente, o son difíciles de situar con precisión en el tiempo, pero sin duda se toman. Porque en una vida coherente no caben las rupturas continuas. Una cosa es tener fallos, que son comprensibles aun en personas que se esfuerzan seriamente por evitarlos, y otra bien distinta es que esos fallos sean graves y habituales, y que los justifiquemos con cualquier excusa.

        Vivir con acierto exige una disposición de búsqueda solícita del bien, un compromiso claro y firme de dirigirse hacia él.

        La libertad se ensancha cuando se compromete con la verdad y el bien.

        El ser humano necesita saber, sin trivializaciones, lo que es bueno y lo que es malo. Cuando reflexiona con profundidad, comprende que la vida fácil sólo proporciona satisfacciones fugaces en medio de una insatisfacción general, descubre que su acierto en el vivir está necesariamente ligado a su desarrollo moral.

        — Sin embargo, la mayoría de las personas suelen dedicar poco tiempo a reflexionar con profundidad, no se sabe bien por qué.

        Quizá se deba a que la reflexión va muy unida a la conducta diaria, y quizá advertimos que hemos de cambiar algo en nuestra vida, y nos cuesta hacerlo, y por eso rehuimos un poco pensar en ello.

        — Es muy humano, supongo.

        Sin duda, errar es muy humano. Pero también es muy humano –y quizá más– el empeño por superar esos errores. Por eso, si en nuestra vida hay una ruptura, sobre la que casi ni nos atrevemos a pensar, debemos alertarnos.

        Si la vida va por delante de nuestro pensamiento, y nos encontramos actuando sin habernos dado casi tiempo a hacer elecciones razonadas, precisamente entonces resulta urgente decirnos,
o que alguien nos diga: necesitas reflexionar.