El bienestar no basta
Ángel García
Prieto. 26.08.0 www.PiensaUnPoco.com
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Hemos logrado lo que tanto deseábamos | Unas vacaciones en Suecia, sobre todo si
se puede hablar con amigos que viven allí y conocen a fondo y de
una manera vivencial la realidad de aquel país, permiten hacerse
cargo de las enormes ventajas y de la riqueza social que supone el llamado
estado de bienestar. Al fin y al cabo, los suecos lo inventaron,
para llevarlo a la práctica hace más de cincuenta años,
en un momento en que los aires de su historia, política y economía
lo permitían. Este modo de vivir sirve de modelo a la sociedad
actual de cualquier latitud y nuestro propio país comienza ya a
disfrutar también algo de esta sociedad del bienestar.
Los derechos humanos, los servicios sociales, las estructuras y costumbres que permiten a todos los ciudadanos un mínimo de posibilidades de dignidad personal y de solución a sus necesidades materiales, son realidades del estado de bienestar que hacen innegable su calificación positiva y el deseo de alcanzarlo y conservarlo. Es el famoso desarrollo sostenible. Por eso, y aunque sólo sea de una manera circunstancial y transitoria, a todos nos inquieta que pueda perderse aunque sólo sea momentáneamente por razones de terrorismo, desastres naturales u otras causas de difícil o imposible prevención. |
Pero la felicidad es otra cosa | Pero todo esto, con ser tanto, no le es suficiente
al hombre. Usando versos de Bécquer, se puede decir: ¡Qué
hermoso es cuando hay sueño/ dormir bien...y roncar como un sochantre.../y
comer... y engordar...y qué desgracia/ que esto sólo no
baste!. O, si se prefiere, con palabras más filosóficas,
de Kant: Dadle a un hombre todo lo que desea e inmediatamente pensará
que ese todo ya no es todo... No hace falta insistir que la felicidad,
aunque necesite bienes como medio, no se consigue sólo con lo material.
Volviendo a Suecia, hay allí mucha gente que de una manera explícita se hace eco de la insuficiencia de la sociedad del bienestar. Y así, se puede leer la obra narrativa de Lars Gustafsson, por poner un ejemplo concreto, en relatos actuales como La tarde de un solador; o las novelas de Henning Mankell, que protagoniza el comisario Willander; o tantos otros literatos, pensadores, teólogos... Que España vaya bien no es todo, pues cada español y cada persona de cualquier lugar del mundo necesita saber hacia dónde, y el por qué y el para qué de su lucha en la vida. Y eso no lo da el bienestar. Hace falta una dimensión trascendente, la creencia en Dios y la vivencia de avanzar hacia el infinito, porque el hombre está hecho para ese todo, el todo de la felicidad. Volviendo también a los versos, con Pedro Salinas Hay que decir, y que lo sepan bien/ los que viven aún bajo techado,/ donde telas de araña se entretejen/ para cazar, para agostar los sueños/ donde hay rincones/ en que línea y línea se cortan/ y sacrifican en fatales ángulos/ su sed de infinitud, / que nosotros estamos/ contentos, sí, contentos/ del cielo alto, de sus variaciones,/ de sus colores que prometen todo/ lo que se necesita/ para vivir por ello y no tenerlo. Contentos, sí, porque la dimensión religiosa no sólo no es el opio, sino que debe ser el motor, la auténtica pasión para vivir. |