Determinación de la madre
"Nos podemos imaginar que estos pingüinos en marcha son las hembras que acaban de dejar a sus parejas cuidando su nuevo hijo. Ellas siempre dejan encargado el huevo al macho que se queda protegiéndolo del frío hasta el 'nacimiento' del bebé".
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        Cada vez que entro en el estudio de música de mi amiga Marcela, veo en la pared un póster y pienso que me gustaría hacer una corrección, o mejor dicho, anotación o reflexión sobre el mensaje de este póster. Hay en él una preciosa foto de pingüinos emperadores que caminan en fila por las nieves de Antártida y debajo está escrito: DETERMINACIÓN, y con letra más pequeña: 'la voluntad supera cualquier obstáculo'.

“Determinación pingüinea”

        Nos podemos imaginar que estos pingüinos en marcha son las hembras que acaban de dejar a sus parejas cuidando su nuevo hijo. Ellas siempre dejan encargado el huevo al macho que se queda protegiéndolo del frío hasta el “nacimiento” del bebé. Mientras tanto las mamás emprenden un fatigoso viaje al mar para alimentarse y volver trayendo comida a sus pequeños.

        Me gustan los pingüinos emperador, porque por lo menos un año se mantienen fieles a su pareja (de hecho parece que no se aparean con otro a no ser que no logren reencontrar su pareja del año anterior (1) pero en éste artículo no hablaremos de la fidelidad matrimonial). Y me gustan porque son papás ejemplares. En el terrible frío del continente antártico no detienen sus esfuerzos por proteger y nutrir a sus crías. Incluso arriesgan su vida para este fin. Nos dan ejemplo de una gran fuerza de voluntad, del sacrificio heroico por el bien de sus chiquillos. …¿voluntad?, ¿amor heroico? No. En realidad se comportan así porque no pueden hacer otra cosa.

        Están determinados por su naturaleza, (cuyas leyes, por cierto, son muy buenas). En el contexto de los pingüinos “determinación” significa que tienen que comportarse como les manda el instinto. Si fuera una mamá humana podría decir que ya se hartó y no continuar con el viaje agotador. El pingüino no tiene voluntad libre y es perseverante ante las contrariedades porque no puede rebelarse contra su naturaleza que lo determina a traer alimento a la cría.

“La determinación libre”

        La palabra “determinación” aplicada a la voluntad del ser humano significa otra cosa. Tenemos voluntad libre. Por naturaleza somos libres. Nuestra naturaleza no nos obliga de manera determinista a cuidar y amar a los hijos, o ser fieles al marido. Podemos tomar libremente la decisión de hacerlo o no. Aquí está la superioridad de la naturaleza humana sobre la de los pingüinos: tenemos la capacidad de optar libremente por el bien, proteger al hijo por amor aunque eso implique ir contra congeladas corrientes de aire. Determinación de la voluntad de una mamá es por tanto una firme decisión libre. Elegir por amor el bien y rechazar otras opciones que se ofrecen. La “determinación libre” es la autodeterminación.

        Me acuerdo de lo que una señora me contó el verano pasado en Cracovia. Ya tenía dos hijas, de ocho y doce años, y una familia muy feliz, cuando a sus cuarenta años se quedó embarazada de nuevo. Un embarazo no planeado. Siempre solía motivar a todo el mundo a no abortar, sin embargo me dijo que en esta nueva situación pasó los primeros tres meses muy mal. Estaba enojada, pensaba continuamente en la posibilidad de abortar. Tenía miedo de que el niño naciera enfermo: “ya soy muy mayor y no podré con ello”... Su marido le dijo: “tú puedes”, y nada más, pero ella necesitaba más ayuda.

        Afortunadamente, su médico e inesperadamente también la hija de doce años le dieron el apoyo moral necesario y nació el hijito. Es totalmente sano, un poco tremendo, y es la alegría de la casa. Creo que este caso ilustra la fuerte presión para abortar que hay en la cultura actual y que condiciona nuestra mentalidad. Es como una corriente del congelado viento antártico, y hace falta la colaboración de los dos papás y un apoyo mutuo para hacer lo que es bueno por naturaleza.

¡Ánimo!

        Es heroica la determinación de las madres que, contra las presiones de las corrientes socio-culturales, y a pesar de los obstáculos de todo tipo que se les presentan, protegen amorosamente la vida de sus hijos. Son admirables y hay que apoyarlas para que no se desanimen y no vayan contra su naturaleza cuando se sientan solas y débiles.

        Fue por el empeoramiento del clima antártico que hace un montón de años evolucionó el comportamiento de los pingüinos emperador para que hoy susciten nuestra admiración. Se adaptaron para seguir adelante en un clima más adverso. La mujer también, ante corrientes adversas, potencia su gran capacidad de amar y da ejemplo de heroicidad. Ojalá dejemos de intentar orientarla hacia lo contrario. Hay quienes tratarían de convencer a la mamá pingüino de que seguramente morirá en el viaje, que no se arriesgue. Pero la mujer es capaz de ser madre; siempre nace con la misma capacidad de amar y hay que educarla para amar plenamente.

        Los pingüinos no pueden influir en el clima; nosotros sí en la cultura. El testimonio de Marcela es muy bonito, motiva a no desfallecer en la lucha por nuestros ideales, a entregarse y amar más a nuestros seres queridos.

NOTAS

(1) Por lo que supe del documental “La marcha del emperador” de Luc Jacquet, nuestros pingüinos son fieles a su pareja y monógamos mientras crían. Cada Pingüino Emperador, al volver desde zonas de más al norte a su zona de crianza en la Antártida, busca a su pareja del año anterior, y sólo en caso de que no pueda encontrarla (normalmente por la muerte de ésta), elegirá a otra pareja. Si un macho trata de juntarse con una hembra que aún no ha encontrado a su pareja del año anterior, y ésta llega luego, el intruso inmediatamente se va en busca de otra hembra solitaria. Aunque ambos pingüinos sean pareja de años, al encontrarse nuevamente no se aparean inmediatamente, sino que tienen una etapa previa de cortejo.