|
|
|
Me interesan como padre y como educador. El propio James Amstrong, vicepresidente de Sony Computer en España y Portugal, dijo: «Los padres también tenemos una responsabilidad de educar a los hijos, de saber con qué productos juegan, qué títulos compran, igual que nos preocupamos por saber dónde van y con qué amigos se juntan. No es cuestión de darles una Playstation y carta blanca para usarla».
Como educador, no estoy en contra de los videojuegos. Pueden servir para educar y educar bien, divertirse... Pero hay que denunciar que los juegos más vendidos son los que transmiten el potencial asesino de la violencia y un maltrato hacia la mujer.
GTA San Andreas, para mayores de 18 años, aunque muchos menores juegan, de cruda violencia, fuerte contenido sexual y lenguaje soez y blasfemo; fue el juego más vendido en España en 2004. Ha estado a punto de salir al mercado otro cuya dinámica es maltratar a los compañeros de colegio, es decir, «bullying». Otro se basa en un rapero que «salta, corre, dispara todo tipo de armas, lucha cuerpo a cuerpo con armas blancas» y no tiene «piedad, misericordia ni perdón». No hacen faltan más comentarios.
Padres, educadores, administraciones, tenemos que exigir una legislación más restrictiva, igual que con la prohibición de vender alcohol y tabaco a menores de 18 años. Eso sí, quiero romper una lanza en favor de los videojuegos educativos, que son fantásticos. Lógicamente, con un control del tiempo de uso.
Están ligados a las nuevas tecnologías, que agradan mucho a las nuevas generaciones; si los mayores no se involucran, los niños tienen ahí un terreno libre y no sometido a normas. También porque están maravillosamente realizados y diseñados, la recreación de entornos reales o ficticios es asombrosa y el disfrute de un videojuego bueno es fantástico. Además, es tema de conversación entre los chavales. Y la publicidad también está muy bien realizada. Asimismo, transmiten valores que están ahora mismo en la sociedad: competitividad, consumismo, hedonismo...
No hay pruebas ni estudios científicos serios. Pero Diego Levis dijo en 1996: «La tendencia de muchos videojuegos a presentar la violencia como única respuesta posible frente al peligro, a ignorar los sentimientos, a distorsionar las reglas sociales, a estimular una visión discriminatoria y excluyente de las mujeres, a alentar una visión caótica del mundo, a fomentar el todo vale como norma aceptable de comportamiento y a estimular todo tipo de actitudes insolidarias, no puede dejar de despertar una justificada inquietud». Desde el punto de vista ético, muchos videojuegos son aberrantes.
Hay que tener en cuenta los modelos y ejemplos que están recibiendo los niños a través de los videojuegos. Más hoy, cuando los padres trabajamos mucho y no estamos en casa y en la escuela hay profesores que «desaparecen», no quieren problemas.
Es discutible. Sí se puede hablar de «enganche». Puedes estar un fin de semana jugando con un juego nuevo y desatender estudios, la novia... Pero pasado ese tiempo, el juego pierde interés.
Sí, el precio medio es de 60 euros. Hay que enseñar a los hijos a gastar con moderación. Y comprar juegos en momentos puntuales: cumpleaños, Navidad...
Informarse sobre el contenido y la edad adecuada. Jugar con los hijos, saber cuándo y cuánto juegan y que no desatiendan sus tareas escolares, deportes, etc. | |
Recibir NOVEDADES FLUVIUM |