Tacto para la convivencia Alfonso Aguiló, www.interrogantes.net |
De un natural gratificante |
«Era una mujer que con su sola presencia aligeraba la pesadumbre de vivir. A veces bastaba con oír su voz. »Con frecuencia me pregunto de dónde sacaba ella ese tacto para la convivencia, sus originales criterios sobre las cosas, su delicado gusto, su sensibilidad. »Sus antepasados eran gente sencilla, inmigrantes del campo, con poca imaginación. ¿De quién aprendió entonces...?». |
Parecen impertinentes de natural |
Estas palabras de Delibes recuerdan, por contraste, aquellas otras personas que quizá tengan una exquisita educación pero que su presencia no resulta agradable, a veces incluso más bien lo contrario. A lo mejor les sucede porque todo lo que no es suyo les resulta totalmente ajeno. O porque son personas tan encerradas en sí mismas que han acabado por alterar su propio equilibrio y resultar extrañas. O quizá porque, en la práctica, no saben convivir. |
Detalles prácticos para no caer mal |
Conviene buscar detalles concretos en los que cada uno pueda proponerse mejorar, en cada una de las facetas de las virtudes de la convivencia. Por ejemplo:
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