¿Por qué la Iglesia católica parece empeñada
en que todo el mundo tenga "los hijos que Dios le mande"?
Esa
afirmación es un tanto equívoca. La Iglesia católica
habla sobre todo de "paternidad responsable", que en absoluto
significa una procreación ilimitada, ni una falta de consideración
ante las dificultades que conlleva criar a los hijos. Se trata de
que los padres usen de su inviolable libertad con sabiduría
y responsabilidad, teniendo en cuenta su propia situación
y sus legítimos deseos, a la luz de la ley moral.
La
Iglesia católica no sostiene la idea de una fecundidad a
toda costa. La Iglesia alaba y promueve la generosidad que supone
formar una familia numerosa. Como es lógico, cuando hay serios
motivos para no procrear, o para espaciar los nacimientos, esa opción
es lícita. Pero permanece el deber de hacerlo con criterios
y métodos que respeten la verdad total del encuentro conyugal
en su dimensión unitiva y procreativa, como es sabiamente
regulada por la naturaleza misma en sus ritmos biológicos.