Sin Excusas
Kyle Maynard
Cante sordo en Sevilla
Vendedora del cupón y primera bailaora de flamenco en signos, María Ángeles Narváez, de 31 años, sorda, prepara sus actuaciones en teatros de Madrid y París.
Alfredo Valenzuela
ABC, 21 de Mayo de 2007
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Tom Bethell

 

 

Muy agradecida

María Ángeles Narváez, mujer de 31 años que baila y canta flamenco por signos.

        Lo hace todo en función de su estado de ánimo. Canta y baila en lengua de signos, interpreta distintos estilos de cantes, lo que más le gusta es el flamenco, adaptarlo al compás y expresarlo con toda su sensibilidad y sentimiento a la lengua de signos. «La Niña de los cupones» se lo puso su barrio, su clientela, «porque como soy vendedora del cupón me llaman así». La ilusión de su vida es grabar un anuncio de la ONCE. Le gustaría ir con un traje flamenco estampado en cupones, con letras cantadas sobre el cupón y cantando e interpretando en lengua de signos. ¿Gana más vendiendo cupones o bailando? «Ganar es lo de menos –dice–, se trata de dar y participar. Estoy muy agradecida a la ONCE porque me ha dado estabilidad, y lo más importante es que me apoya en esto. El arte no tiene precio, lo importante es la felicidad». Asegura que compatibilizaría la venta de cupones con el baile. Y que no cambiaría ni por meterse en un ballet nacional «porque puedo triunfar sola».

Llena de ilusiones

        A los seis años perdió el oído y no tiene recuerdos de cuando oía. Sólo recuerda los últimos tres segundos antes de adentrarse al mundo del silencio, «que fue cuando llegué al mercado de la calle Feria, en mi barrio, y se paró mi madre a hablar con una señora. En ese momento oía el jaleo de la gente y ruido de coches y tres segundos después dejé de oír. Fue por un producto farmacológico que me mató el nervio auditivo. Gracias a mi superación personal y a un audífono que llevo, logro adaptarme a mis circunstancias». Se crió en Suiza, hablaba tres idiomas y regresó a Sevilla. Sorda, tenía que leer los labios y aprender español sola. Pasó por un periodo de tartamudeo y dislexia «y entonces ya los otros idiomas se olvidan». A su acompañante, el músico percusionista Ramiroquai, lo tiene en un pedestal: «Es todo corazón, generosidad, está haciendo por mí lo que no nadie».

        María Ángeles transmite alegría desde que se levanta hasta que se acuesta: «El mal carácter me lo meto en el bolsillo; porque en la vida hay pocas cosas por las que llorar de verdad». Baila todos los palos: soleá por bulerías, las alegrías, los fandangos, las rondeñas, los tangos, tanguillos, el clásico español, escuela bolera. El 10 de junio actúa en París, y en julio en Madrid. Ofrecerá un espectáculo de baile flamenco y cante en lengua de signos. Su obra se llama «30 decibelios», que es la audición que le queda. Le gustaría llegar a ser una artista famosa y, si le toca el cuponazo, «cambiaría el mundo y haría muchas cosas importantes: pondría un centro educativo de danza para discapacitados y daría trabajo a maestros. Yo ejercería de maestra y bautizaría mi escuela con el nombre de "La Niña de los Cupones" o "La niña del Cuponazo". Ja, ja, ja».