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Nació en Sevilla en 1965. Es el cuarto de seis hermanos. Cuando nació, su padre, guardia civil, había dejado de viajar de un destino a otro. De su infancia recuerda que fue rápida y llena de imaginación. En una familia con seis hijos no había cumpleaños. Sólo veían los regalos después de la noche de Reyes. Dejó el colegio a los 16 años. Ingresó en la Academia de la Guardia Civil un año después, y con 18 añitos ya vestía el uniforme. Su primer destino: el parque móvil de Barcelona. El segundo: escolta de Salvador Dalí en Fgueras. El tercero: el Puerto de Pasajes. San Sebastián. Fue el último. Como guardia en Pasajes, uno de los lugares más difíciles para el cuerpo, entró a estudiar euskera en una ikastola. A los meses le enviaron a un curso de fiscal en Sabadell. Un día, de regreso a la academia, sufrió un accidente de tráfico. Aquel día cambió su vida. Una lesión medular le mantiene atado a una silla de ruedas. ¿Atado? Nadie lo diría después de ver su largo historial de campeonatos de baloncesto, su pasión por el atletismo y el gimnasio que abrió hace unos años en Sevilla.
Si no tienes una preparación mental fuerte es difícil salir. A mí me tocó a una edad en la que era joven y tenía todas las ganas de vivir y una gran fortaleza. Aunque parezca lo contrario, los jóvenes salen adelante mejor.
La silla no es lo peor para un lesionado medular, y eso que hace 20 años nada estaba adaptado para nosotros. Las ganas de vivir hacen que te aferres a lo que te da la vida. En mi caso ese asidero ha sido el deporte.
Yo salí del hospital con mi silla de ruedas. A la semana siguiente ya tenía el carné de conducir, con mi permiso de minusválido, y en cuanto tuve el coche ya salía para ir a ver a mi novia. Luego me casé, y tenemos dos hijos.
He jugado al baloncesto con el "Virgen del Rocío", he formado parte de la selección nacional. ¿Títulos? Campeón de Europa, plata en los europeos de París con la selección nacional, dos mundiales en Edmonton y Sydney, y paralímpicos en Barcelona y Atlanta, a parte de títulos nacionales de copa y de liga.
Sí, claro, igual que en todo deporte. No tenemos compasión. Es un juego, pero hay que ganar.
El gimnasio se llama "Por tu físico". Aquí entrenan minusválidos y gente sin problemas.
Tienen una gran conciencia de la necesidad de prevención. Se estimulan y se ayudan. La gente sin minusvalfa siente admiración. Yo animo a los empresarios a que contraten minusválidos, dan mucho más de lo que reciben.
No sé si habrá algo más duro que esto. Sí, supongo que perder un hijo. Lo demás, la fuerza mental ayuda a superar cualquier barrera. Tienes que moverte. | |||||
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