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Va de escándalos |
Se os acusa de practicar la autotortura física... No me digas... Uno ya no se asombra de nada. Ni siquiera de que te acusen de extravagancias ni de que te lancen a la cara palabras-tabú, como "tortura". que se nos acusa... ¿de qué? Ya sabes. La llaman "mortificación corporal". Ya, ¿y en qué consiste el delito? Bueno.... está claro. Uno no puede obligar a nadie a torturarse. Eso es de sectas. Ya. O sea que además obligamos. Sí, realmente es grave... Sirva este inicio de diálogo, surrealista pero real, para introducir unas melancólicas consideraciones, ahora que termina la Cuaresma y entramos en la Semana de Pasión. Lo reconozco: torturar está feo: seguro que es anticonstitucional. Y si encima es "auto", mucho peor. Pero lo que resulta definitivamente irritante es que quienes se sacrifican, aleguen motivos religiosos para tan tenebrosas prácticas. Con lo fácil que sería sufrir lo mismo o incluso más, pero sin dar la nota. Bastaría con que los "autotorturados" se aplicaran alguno de los suplicios físicos y psíquicos admitidos, recomendados y aplaudidos por la moral dominante. Y es que hay torturas hedonistas, estéticas, políticas, deportivas y económicas la mar de correctas y urbanas, como las que paso a enumerar a continuación sin ánimo de ser exhaustivo. | ||||
En cambio sí ... |
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Su explicación |
Entonces, ¿por qué se escandalizan tanto de las mortificaciones corporales? Elemental, mi querido Kloster. No se escandalizan del dolor sino de los motivos. Por ganar una pasta estarían dispuestos a dejarse apalear hasta perder el sentido, pero por amor de Dios les parece excesivo mover un dedo. Cuentan que en cierta ocasión, alguien dijo a la Madre Teresa de Calcuta: "lo que ustedes hacen, yo no lo haría ni por un millón de dólares". La monja sonrió antes de responder: Nosotras tampoco, hijo mío. | ||||
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