Una cuestión de honestidad
José de Jesús González
La nueva tiranía
Juan Manuel de Prada

 

Creando mitos

        Es de loar que en el mundo relativista en el que nos toca vivir se vean actitudes de respeto hacia la verdad de los hechos. Además de los católicos que se interesan por defender la buena fama de sus sacerdotes, hay quien, ajeno a cualquier motivación religiosa, hace emerger la necesidad del rigor informativo como condición indispensable de credibilidad.

        En un artículo reciente (cf. Aci prensa, 14.09.2010), se comenta la actitud del editor ateo de la revista de humanidades “Spiked”, Brendan O'Neill, quien denunció a la prensa inglesa, en particular al diario The Independent, por malinterpretar la realidad en relación a los casos de sacerdotes pedófilos, ya que los números que presentan en sus publicaciones no coinciden con los hechos estrictamente comprobados.

        El crítico inglés evidencia que el mito de que todos los sacerdotes son pedófilos, y podría decirse lo mismo sobre otros tantos mitos, se debe a que con frecuencia se usan falacias o se manipulan los datos con el fin de tergiversar la realidad o crear corrientes de oposición hacia un sector social.

        Este tipo de mitos pueden formar parte de un ambiente cultural. La agresividad o rechazo hacia instituciones civiles o religiosas nos confirma el potencial que tienen los medios de comunicación. Influyen realmente en las personas. En efecto, la creación de mitos colectivos es una manifestación de que mucha gente, aun siendo crítica y exigente en la selección de sus lecturas, es esencialmente influenciable respecto a lo que la prensa le ofrece. Confía o incluso da por supuesta su veracidad.

Espadas de doble filo

        La lógica de los razonamientos y la investigación de los hechos son las principales herramientas de quienes tienen como trabajo la transmisión de las noticias. Pero al mismo tiempo presuponen la fidelidad al dato por parte de estos agentes de información. Ya que son como “espadas de doble filo”, que, o llevan a falsear la verdad o llevan a ser coherente con los hechos.

        Esta constatación destaca que la principal cualidad de los medios es la honestidad informativa; cualidad que adquiere un semblante doble. Por una parte, la gente exige de sus fuentes de información razones de credibilidad, que se obtienen con la investigación sin precipitaciones y la transmisión fiel de los hechos. Por otra, la imparcialidad respecto a cualquier ideología o credo religioso, pues no tienen que ser factores dominantes a la hora de interpretar los hechos, sino los hechos mismos; y más si se refieren a personas o instituciones concretas.

        “Quien habla sin tino, hiere como espada; mas la lengua de los sabios cura”, dice el famoso libro de los Proverbios. El ser coherente con los hechos es cuestión de honestidad.