Esopo habla al siglo XXI: El perro y la corneja
Si deseas que los más alejados te escuchen debes llamarlos con mayor intensidad.
Jose Vaquero
Fábulas de Esopo
Jerry Pinknei
         Una nueva fábula de Esopo, El perro y la corneja, nos recuerda que los valores fundamentales han ido a la baja en nuestra sociedad y nos anima a defenderlos ante el excesivo pragmatismo de nuestro siglo.

El perro y la corneja

“Una corneja que ofrecía en sacrificio una víctima a Atenea
invitó a un perro al banquete.
Le dijo el perro:
— ¿Por qué dilapidas tus bienes en inútiles sacrificios?
Pues deberías de saber que la diosa te desprecia hasta el punto
de quitar todo crédito a tus presagios.
Entonces replicó la corneja:
— Es por eso que le hago estos sacrificios, porque sé muy bien
su indisposición conmigo y deseo su reconciliación”.

         Mi buen amigo Esopo: En la fábula de hoy te has vuelto medio teólogo, tratando de explicar el sentido de los sacrificios a la divinidad, uno de los principales actos de nuestro ‘ser religioso’.

        El perro refleja al hombre pragmático de nuestro siglo, práctico práctico, a veces en demasía. ¿Para qué rezar si no se consigue nada? O, más cerca de nuestra realidad cotidiana, ¿para qué tratar de ser bueno, honesto, leal, si luego vemos triunfar a los malos, a los corruptos, a los que tienen negocios turbios y bajo el agua?

        En nuestra sociedad actual están a la baja estos valores; y para quienes los queremos mantener nos resulta necesario, y a veces desanimador, tener que luchar a diario contra corriente. Tendríamos que aprender de la corneja, que no sólo tiene claros los valores (en su caso seguir ofreciendo sacrificios a Atenea), sino que también hace partícipes a sus semejantes de su actitud religiosa y su alegría por ella. ¿Por qué no invitamos a nuestros semejantes al banquete de nuestra vida?

        Si deseas que los más alejados te escuchen, debes llamarlos con mayor intensidad.