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Una nueva fábula de Esopo, El perro y la corneja, nos recuerda
que los valores fundamentales han ido a la baja en nuestra sociedad
y nos anima a defenderlos ante el excesivo pragmatismo de nuestro siglo.
El perro y la corneja Una
corneja que ofrecía en sacrificio una víctima a Atenea Mi buen amigo Esopo: En la fábula de hoy te has vuelto medio teólogo, tratando de explicar el sentido de los sacrificios a la divinidad, uno de los principales actos de nuestro ser religioso. El perro refleja al hombre pragmático de nuestro siglo, práctico práctico, a veces en demasía. ¿Para qué rezar si no se consigue nada? O, más cerca de nuestra realidad cotidiana, ¿para qué tratar de ser bueno, honesto, leal, si luego vemos triunfar a los malos, a los corruptos, a los que tienen negocios turbios y bajo el agua? En nuestra sociedad actual están a la baja estos valores; y para quienes los queremos mantener nos resulta necesario, y a veces desanimador, tener que luchar a diario contra corriente. Tendríamos que aprender de la corneja, que no sólo tiene claros los valores (en su caso seguir ofreciendo sacrificios a Atenea), sino que también hace partícipes a sus semejantes de su actitud religiosa y su alegría por ella. ¿Por qué no invitamos a nuestros semejantes al banquete de nuestra vida? Si deseas que los más alejados te escuchen, debes llamarlos con mayor intensidad. | |||||
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