Esopo habla al siglo XXI: El lobo y el cordero en el templo
Josè Vaquero
Fábulas de Esopo
Jerry Pinknei

 

 

 

Inmolación trascendente

        Si sin remedio vamos a ser sacrificados, más nos vale que sea con el mayor honor y dando un sentido sobrenatural al dolor

        Esta fábula de Esopo, El lobo y el cordero en el templo, nos enseña que, si vamos a ser sacrificados sin remedio, es mejor que sea con el mayor honor y dando un sentido sobrenatural al dolor.

El lobo y el cordero en el templo

“Dándose cuenta de que era perseguido por un lobo,
un pequeño corderito decidió refugiarse en un templo cercano.
Lo llamó el lobo y le dijo que si el sacrificador
lo encontraba allí dentro, lo inmolaría a su dios.
— ¡Mejor así! –replicó el cordero– prefiero ser
víctima para un dios a tener que perecer en tus colmillos”.

         Mi apreciado Esopo: Ya desde tu época el cordero era uno de los animales más sacrificados a los dioses. ¿Qué representará este curioso animal? ¿Será por la paz que reflejan los corderitos, y el ansia de paz que vive tan arraigado en el corazón humano? Desde tu residencia celeste verás que nuestro mundo occidental vive cada vez más deprisa, más rápido, y sin embargo cada vez anhela más esa paz del corderito, un Cordero a quien Juan Bautista señaló entre los hombres: “He ahí el Cordero de Dios”.

        Pero en esta fábula nos enseñas algo más: el corderito va a terminar pereciendo, antes o después. El dolor, el sacrificio, va a llamar a nuestra puerta; es más, ya está llamando de diversas formas, más suavemente o con fuertes golpes. Un dolor de cabeza, una gripe, la impertinencia de un amigo o un compañero de trabajo, un accidente, la muerte de un amigo.

        Ante esta perspectiva, nos recomiendas dar un sentido sobrenatural al dolor, verlo como un ofrecimiento a la divinidad. Sabio consejo, que hoy muchos consideran “políticamente incorrecto".